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e la redacción de INFORME DIGITAL Cada vez más en la Argentina país y en la provincia se acentúa el debate sobre la delincuencia en términos penales, por lo que la discusión y gran parte de las propuestas sobre las posibles soluciones quedan encerradas en discusiones sobre la cantidad de años que debe corresponder a tal o cual delito, o la edad a la que los menores pueden ser punibles –es decir condenados-. Con una visión más amplia de la problemática, habó con La Red Paraná el Defensor de Pobres y Menores, Pablo Barbirotto, que sostuvo que puso en duda la validez de este tipo de medidas al señalar que “aumentar penas no disuade al delincuente” y argumentó que “el delincuente no está pensando en que si comete determinado hecho va a tener tal pena sino que está pensando en que no lo encuentren”. Cabe mencionar que el letrado dio su parecer en el contexto de la discusión por un proyecto de responsabilidad penal juvenil –próximo a tratarse-, que busca bajar la edad de imputabilidad para los menores hasta los 14 años. Ya fue aprobado en el senado de la Nación y se encuentra en Diputados a la espera de su sanción definitiva. Según explicó Barbirotto, la Ley vigente –de 1980 y modificada en 1983- establece que el adolescente de 14 años es imputable pero no punible. Se le puede imputar un delito pero no se le puede poner pena. “Eso es lo que se busca hacer con este proyecto de responsabilidad penal, lo que bajaría sería no la edad de imputabilidad sino la edad de punibilidad, se le podría aplicar una pena a un joven de 14 o 15 años”, señaló y agregó que “actualmente se es punible a los 16 años e imputable a los 14”. La diferenciación entre mayores y menores tiene que ver con que disciplinas como la psiquiatría o la psicología evolutiva entienden que el adolescente infractor es una persona que se encuentra en pleno grado de desarrollo y, si se interviene a tiempo, facilitaría lograr una recuperación del sujeto en una proporción mayor que en una persona mayor de 18 años, por lo cual se buscan medidas de otra índole que no sean la sanción privativa de la libertad para poder insertar al joven en la sociedad. En caso de sancionarse la norma esa diferenciación tendería a esfumarse. Asimismo Barbirotto fue tajante al sentenciar que “se demostró que aumentar penas no disuade al delincuente bajo ningún punto de vista porque lo que falla en principio son los organismo de control. Esto se vio con el efecto Blumberg, donde se aumentaron las penas a grandes escalas y se hizo un emparchado del Código Penal que es irrisorio”. “Está comprobado que una persona es detenida por primera vez una vez que ha cometido de 18 a 20 hechos, entonces estamos fallando en la prevención”, consideró.