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n Entre Ríos son 1.200 los establecimientos industriales radicados, pero de ese total sólo 130 cuentan con el certificado de funcionamiento. Desde la Secretaría de Medio Ambiente trabajan en un mayor control de las industrias para revertir la situación. El secretario de Medio Ambiente de la Provincia, Fernando Raffo, aseguró que la ley prevé que el primer trámite de radicación es meramente administrativo, luego el empresario deberá realizar una serie de presentaciones para poder funcionar y se deben practicar auditorías para que se le otorgue la autorización necesaria, pero muy pocos lo hacen. Aunque “hay muchas empresas que hoy están realizando los trámites”, aclaró el funcionario. Raffo referenció que dos años atrás la situación era peor, porque en ese momento había 1.100 industrias y 70 con certificado de funcionamiento. “Porcentualmente creció la obtención de certificados de funcionamiento por parte de las industrias, pero la realidad es que estamos muy lejos de que todos cumplan con la normativa vigente”, reflexionó. De todos modos, aclaró que no todas son consideradas de alto riesgo. Sucede, por ejemplo, con las panaderías que no han cumplimentado los trámites administrativos, pero en realidad como no generan grandes impactos no resulta imperioso que presenten el expediente en tiempo y forma. Para Raffo la reglamentación del estudio de impacto ambiental que tiene vigencia desde diciembre de 2009 colaborará con que la situación de las industrias se regularice con el tiempo. Sin industria pesada ni petroquímica En todo proceso productivo se originan residuos contaminantes, que pueden constituir un riesgo potencial para el medio ambiente. Consultado sobre cuáles son las industrias que generan mayor contaminación en Entre Ríos, el funcionario provincial destacó que aquí no existen las empresas dedicadas a la industria pesada o a la petroquímica, que son las que generan mayor cantidad de efluentes contaminantes. En la provincia la mayoría de las industrias trabajan con carga orgánica. “Lo más complicado en la región en este sentido con los frigoríficos avícolas y ganaderos. También las industrias cerealeras, de acopio de granos, las industrias lácteas y madereras”, dijo. Raffo continuó especificando que “en realidad no son predominantes los problemas ambientales por las sustancias que manejan, sino por la carga orgánica que poseen y si esto no se trata adecuadamente, tiene su impacto en el ecosistema”. Por esto, lanzarán en los próximos días un programa que se orienta a buscar financiamiento a baja tasa, para que las industrias logren cumplir con los requerimientos de la normativa. Rubros más difíciles de convencer Raffo también acotó que los mayores problemas se dieron en las industrias dedicadas a los subproductos, como lo son Mocarbel o Manfico. “Desde el inicio tuvimos problemas porque venían arrastrando conflictos sociales que llevaban 10 o 15 años. Por eso fueron los primeros con los que comenzamos a trabajar”, dijo. Continuaron con los frigoríficos avícolas y vacunos y luego con las cadenas lácteas, en que se daba la situación particular de que “había muchas empresas chicas y no estaban a la altura del tratamiento”. Ahora están fiscalizando los frigoríficos de trozados. Finalmente, recalcó que “el problema de Entre Ríos está en la carga orgánica en los efluentes, y son cuestiones que se solucionan con determinados tratamientos, rápidos de realizar”. (Fuente: Diario Uno)