C
uando parecía que la posición más dura había ganado la voluntad de la asamblea, el discurso a favor de levantar el corte del bioquímico Orlando Piaggio generó una sorpresiva ovación que derivó en una situación insólita: a la hora de levantar la mano, la votación fue tan pareja que tuvieron que recurrir por segunda vez en la historia de este conflicto a dividir a la gente en dos grupos para ver cuál era el mayoritario. Con un salón lleno hasta los bordes, los ambientalistas empezaron a moverse de un lado a otro con el único consenso de cantar “No a las papaleras, no a las papeleras!”. Así, sobre la medianoche, en una contienda ajustadísima, se aprobó suspender -a partir del sábado a las 13- por sesenta días el corte de la ruta 136 y liberar el paso internacional a Uruguay después de tres años y medio. Seguirán al costado de la ruta para reclamarle al Gobierno el monitoreo de ambos países a la planta de Botnia. La de el miércoles fue una asamblea multitudinaria como hacía mucho que no había en Gualeguaychú. La llegada de los medios y la posibilidad de levantar la medida estimularon a la gente, que sintió revivir la potencia de este movimiento que se mantuvo de pie desde el 2003 y pelea por el desmantelamiento de Botnia. La votación llevó mucho más trabajo del que se imaginaba. Primero fueron las manos arriba, después los dos grupos divididos por un espacio en el medio, y al final, la única forma que encontraron los veedores aprobados por la Asamblea para dar su veredicto: mandar al patio a los que estaban por seguir “con la lucha al costado de la ruta” y que adentro siguieran los que pretendían mantener el corte. Así, contando uno a uno, pudieron llegar a una conclusión. La opinión de Piaggio avalaba la primera propuesta que se había escuchado en la asamblea, se abrieron las mociones a las nueve y diez de la noche. En ese momento la enunció Raúl Almeida y recibió fuertes aplausos con el plan de despejar la ruta en 72 horas y comenzar así una suspensión de la medida por sesenta días. Pero a esa idea le siguieron diez más que negaban cualquier posibilidad de levantar el corte. Y todas fueron ovacionadas. Si hay un consenso indiscutido en este encuentro es que el Gobierno argentino los traicionó. Y la querella penal parece haber encendido ese fuego. Después de las presentaciones continuaron 25 oradores que hablaron con pasión generando abucheos o aplausos. “Me ha dado asco lo que nuestros propios compañeros han dicho en cuanto a la flexibilización del corte”, dijo Miguel Dambrossio. Lo siguió Poli Echeverría, una mujer que quería seguir arriba de la ruta: “El Gobierno nunca ha dado la cara. Siempre nos han pedido a nosotros gestos de grandeza. Gualeguaychu dijo que no iba a salir de Arroyo Verde hasta que Botnia se fuera”. Y desafió a la presidenta: “queremos bajarnos de la ruta Cristina de Kirchner pero por favor aplicá la ley”. Eran las once cuando Piaggio tomó la palabra y pidió moderación: “ A Botnia no le molesta el corte, a ellos les hacemos un favor. Yo estoy hace cuatro años en el corte. No me quiero enamorar del corte, quiero que se vaya Botnia”, dijo. Y siguió: “El gobierno nos ha traicionado pero nosotros solos encerrados en el corte lamentablemente no vamos a lograr nada”. Los aplausos fueron firmes. Sólo faltaban cuatro oradores y todos seguirían la misma línea: Jorge Fritzzler y Juan Veronesi apuntaban a pasarle la responsabilidad del conflicto al Gobierno: “el único mecanismo que tenemos es decirle ´nosotros no somos el obstáculo que ustedes dicen´. Démosle el fierro caliente de vuelta. Ahora hagan lo que siempre tuvieron que hacer y nunca se animaron . Nosotros no somos más el obstáculo” apuntó Fritzzler.