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��Advierto a todos los jóvenes somalíes que no vean los partidos, porque no es más que una pérdida de tiempo y dinero”, dijo ayer ante los periodistas el jeque Mohamed Abdi Aros, portavoz de la milicia islamista Hizbul Islam. Este grupo radical ya había detenido el domingo a 14 adolescentes en Afgoye, 30 kilómetros al oeste de Mogadiscio, al descubrir que estaban siguiendo el triunfo de Alemania frente a Australia. También Al Shabaab, otra milicia radical, prohibió la emisión de partidos por televisión o radio al considerarlos “no islámicos” . En las amplias zonas de Mogadiscio controladas por estos grupos es imposible encontrar una pantalla que emita algo del Mundial . Sólo en pequeñas áreas protegidas por fuerzas de paz de la Unión Africana es seguro ver un partido. En varias calles hay patrullas de islamistas buscando “infractores” a la norma . “Vimos los partidos en secreto porque los milicianos no nos permiten hacerlo”, explicó a DPA , Mowlid Abdulkadir Farah. “Bajamos el volumen y los vemos en silencio, porque podrían ubicarnos por el sonido o los gritos”, dice. O sea, prohibidísimo gritar ¡Gol! “Anoche arrestaron a varios colegas, pero nuestro grupo pudo ver el partido entero”, añadió. Hizbul Islam, al igual que su aliado Al Shabaab, un grupo ligado a la red terrorista Al Qaeda, ha impuesto una estricta versión del islam en las áreas bajo su control en el sur y centro de Somalia . Por ejemplo, en abril, Hizbul Islam prohibió a las radios de Mogadiscio transmitir música, etiquetándolas como anti-islámicas, en una acción que recuerda al ex gobierno Talibán en Afganistán. Tanto Hizbul Islam como Al Shabaab siguen una versión radical de la sharía, la ley islámica. Y ambos grupos luchan para imponerla en todo el país. La veda al fútbol lleva varios años en vigor. Pero no es la única: la larga lista de prohibiciones incluye los ring tones , las campanas y bailar . Más de 20.000 personas murieron en el país desde 2007, cuando las fuerzas etíopes derrocaron el régimen islamista, provocando a la vez el surgimiento de los nuevos grupos insurgentes. El país está sumido en el más absoluto caos desde la caída del dictador Mohamed Siad Barre en 1991. Hoy, en Somalia, los únicos gritos que no se oyen son los de gol. (Fuente: Clarín)