E
l gobierno de Estados Unidos apoyó a la Argentina en un acto casi sin precedentes, al respaldar su reclamo de una nueva audiencia en el caso del cordobés Víctor Saldaño, el único argentino sentenciado a la pena de muerte. El Estado argentino reclama que se permita evaluar el estado mental de Saldaño que, según determinaron los especialistas, fue deteriorándose a causa del encierro en el llamado “corredor de la muerte”. Víctor Saldaño es cordobés. Dejó su familia y su provincia en 1989. Se subió a un camión y después de dar vueltas por Brasil, Bolivia, Perú, Ecuador, Colombia, Centroamérica. Siempre haciendo dedo y durmiendo en la calle con su mochila, llegó a Estados Unidos. Después de trabajar en un restaurante en Nueva York, se fue a Dallas. Allí se encontró con su destino: conoció a Jorge Chávez, un mexicano con el que comenzó a compartir noches de alcohol y crack. El 25 de noviembre de 1995, entre los dos, secuestraron al comerciante de computadoras Paul Ray King (46 años) del estacionamiento de un supermercado en Plano, un rico suburbio de Dallas. Lo llevaron en auto hasta una zona boscosa, le robaron 50 dólares y un reloj de plástico y Saldaño le dio cinco tiros. El argentino lo confesó todo esa misma noche a la Policía. En un juicio rápido, en julio de 1996 fue sentenciado a muerte, pero uno de los fundamentos del fallo fue el informe del perito psiquiátrico que deslizó que Saldaño era proclive a reincidir porque así lo demostraban las estadísticas entre los convictos latinos. El argumento racista fue tan burdo que el propio fiscal federal lo consideró inadmisible y la Corte Suprema Federal terminó anulando el fallo y ordenando un nuevo juicio. Pero la historia cambió poco. En noviembre de 2004, un nuevo jurado confirmó la sentencia de muerte. Pero Jonathan Miller, uno de sus abogados, "no se tuvo en cuenta su evidente declinación mental tras ocho años (en ese entonces) en el corredor de la muerte”. Según sus abogados, los 13 años que lleva en el “corredor de la muerte” le han provocado un severo deterioro en la salud mental de Saldaño. Esta situación fue reiterada en las audiencias realizadas en base a la denuncia que el cordobés le hizo a Texas ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) alegando discriminación en su sentencia por su origen latino. Es por ello que en noviembre del 2009, y ante la CIDH, Argentina pidió apoyo a Estados Unidos para lograr una nueva audiencia. "Nos alegra la recepción positiva que tuvo en el gobierno del presidente (Barack) Obama nuestro pedido para que Estados Unidos se asocie con la Argentina en la defensa de Saldaño y que también pida que le realicen un nuevo análisis sobre su situación actual", señaló el embajador argentino Héctor Timerman. Desde entonces, Argentina ha trabajado con el Departamento de Justicia y el Departamento de Estado para lograr que se revea el caso. Ahora resta esperar la resolución que la Corte Suprema de Texas adopte en base a la petición apoyada, en esta instancia, también por Estados Unidos.