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a presencia del sacerdote carismático conmovió a más de 15.000 personas que siguieron sus prédicas a lo largo de una intensa jornada que estuvo dirigida a un público que inundó las calles de la ciudad. Las actividades comenzaron muy temprano en la mañana con la musicalización del predio donde se llevó a cabo el oficio religioso, lo que fue sucedido por agradecimientos, ofrendas y el recibimiento de la imagen local de la Inmaculada Concepción, patrona de la Diócesis de la Concordia, a la cual pertenece Federación. Provenientes de todo el país, de Uruguay, también de Brasil, los fieles comenzaron a llegar a la ciudad desde las primeras horas de la mañana. En perfecto orden participaron de las primeras oraciones, acompañadas de música interpretada por una orquesta en vivo que hasta invitó a bailar y cantar a la multitud desplegada sobre un extensa manzana triangular, aledañas al denominado “Desfilódromo Municipal”. . Sabiduría Cerca de las 11 de la mañana la figura del reconocido padre se hizo presente en el escenario, y enfundado en su sotana blanca dio comienzo a lo que sería la primer prédica en la que hizo referencia fundamentalmente a la “sabiduría”. “Hay que atender porque el que atiende entiende y el que entiende aprende”, remarcaba el sacerdote desde el improvisado altar, ubicado sobre la avenida Inmaculada Concepción y hacía que el público repitiera al pie de la letra su frase. Seguidamente el religioso argumentó el contenido de su mensaje para la tarde y habló principalmente del “don de la sanación”, para detenerse en pasajes bíblicos que trataba de inculcar al público de una manera muy particular y haciendo repetir aquellos pasajes que le interesaba. Pecado Al unísono, los presentes reproducían las palabras de este cura que recorre el mundo con este mensaje, en el que incluyó una reflexión de la encíclica de Juan Pablo II acerca del pecado, “no existe forma, es imposible, evitar el pecado, lo importante es la oración… hay que orar”, insistió. Esperada misa de sanación Exactamente a las 13, después de casi dos horas de prédica, el mismo padre propuso un intervalo e invitó a los asistentes para las cinco de la tarde para celebrar la denominada “misa de sanación”, donde iniciaría su segunda prédica. Allí el religioso hizo referencia al perdón, y con la complicidad del público fue ironizando sobre las relaciones entre los humanos. Referencias a cuánto se puede querer a una “suegra o una nuera”, el sacerdote arrancó la sonrisa de los presentes que siguieron muy atentos el discurso de un padre que para hablar de la Biblia no se privó en ironías, estridencias y abstracciones que fueron bien recibidas por la multitud. Cuando ya había caído la noche, el público se retiró del predio, y de la ciudad aquellos llegaron de otras localidades, con la satisfacción de haber asistido a un gran acontecimiento.