E
ntre Ríos, según las proyecciones demográficas del censo de 2001, tiene en 2010 una población total de 1.282.014 personas. Pero se trata sólo de estimaciones: no todos los habitantes se inscriben al nacer, no todos los habitantes que se inscriben al nacer están registrados en la provincia: hay indocumentados y también entrerrianos que pisan suelo entrerriano y que por distancias, límites, imponderables, lejanías, o por todas esas razones juntas y amontonadas, van a la primera oficina oficial que les quede más cerca, y se inscriben, y no siempre la más cercana está en los límites fronterizos locales. Así, se convierten en forasteros en suelo propio. Walter Zapata es maestro en una escuela del Delta entrerriano y de los 8 alumnos que tiene, 7 son ciudadanos bonaerenses que viven en territorio entrerriano. O sea: van y vienen llevados, traídos por el río. La última creciente los arrastró a tierra firme, los sacó de las islas del Delta, y tierra firme en el Delta es al otro lado del río, Ramallo, en la provincia de Buenos Aires. Los papás, cuando traen un hijo a este mundo húmedo de las islas, no piensan en cuestiones fronterizas: van allá adonde les queda más cerca. Ramallo está a media hora en lancha; Gualeguay, la cabecera del departamento, a dos horas. Pero los registros oficiales, los que dan cuenta que Entre Ríos tiene una tasa de crecimiento media anual del 12 por mil; que la tasa de natalidad es del 20,50 por mil; que la esperanza de vida al nacer es de 71,61 años; que en 2015 la provincia tendrá una población de 1.345.355 habitantes, no alcanzan tampoco a echar luz sobre un asunto que se esconde en los pliegues de la burocracia, que está agazapada en las estadísticas, que está pero que no se ve: la cantidad de gente que no constituye un número, ni una estadística, ni un décimo en una cifra millonaria. Los que no están. Los indocumentados, un sustantivo que los ningunea. ¿Números? Los indocumentados, va de suyo, no están en las estadísticas. Héctor Allende, director del Registro del Estado Civil y Capacidad de las Personas, dice que no, que no hay datos. “La estadística no registra cuántas personas hay en la provincia que no han sido inscriptas. Sí puedo hablar de los trámites que se hacen de nacimientos fuera de término. La ley dice que hay un plazo de un año para inscribir un recién nacido. Vencido ese plazo, hay que hacer un trámite judicial, aunque ahora está vigente una amnistía”, dice Allende. En 2009 nacieron 20.696 niños en Entre Ríos, aunque no todos fueron inscriptos enseguida: 2.492 fueron anotados en el Registro Civil fuera de término, o sea un 12 %. En los primeros tres meses de 2010, la situación se mantiene más o menos igual, aunque con una leve baja: los nacimientos que se inscriben fuera de término representan el 10,8 %. A decir verdad, también bajó, y mucho, el número de nacimientos, los que se inscribieron en tiempo y los que se inscribieron fuera de término. En los primeros tres meses de 2010, el número cayó un 41 % respecto al primer trimestre de 2009, y si sólo se fija la atención a lo que ocurrió en el primer mes del año, enero, la caída es del 22 %. Habrá que decir también que 2009 fue un año en el que, además, se registró un 14 % menos de fallecimientos de niños que en 2008: ese año las defunciones de menores de un año fueron 271, y el año pasado, la cifra registrada fue de 237. Pero de indocumentados, ni hablar. Aunque en el Registro Civil dicen que no tendría por qué ser así: no tendría por qué haber indocumentados, porque el primer documento nacional de identidad (DNI) se obtiene de modo gratuito, sin pagar nada. “El primer documento se da con la partida de nacimiento, y se adjudica un número. Ese primer DNI es gratuito para todo el mundo. Después, sí, hay que pagar, con la actualización de 8 años, que es una tasa mínima”, asegura. Claro, el primer DNI es sin cargo, pero con mucho tiempo: en la oficina que funciona en Avenida Rivadavia el trámite se hace por etapas: un día hay que ir a preguntar, al siguiente conseguir un número, que se otorgan entre las 7 y las 8, y luego, un tercer día, aguardar que todo esté bien, y poder así anotar al nuevo vástago. Después, todo vale, todo cuesta: actualizar el documento a los 8 años, cuesta 10 pesos; a los 16 años, 15 pesos; actualizaciones posteriores o reposición de un documento perdido, 35 pesos, la tasa máxima que se paga. Pero aún a pesar de la gratuidad de aquel primer documento de identidad, los indocumentados forman un vasto territorio de límites imprecisos. Amnistiados Los indocumentados, los que ni siquiera inician el trámite gratuito de inscribir a un recién nacido, después deben atravesar el Gólgota burocrático para resolver el entuerto, si es que así escogen hacerlo. El Registro Civil da un plazo de hasta un año después del nacimiento para gestionar la documentación personal; concluido ese lapso, hay que iniciar un juicio en Tribunales, con presencia de testigos que certifiquen que el chico es hijo de quienes dicen ser sus padres. Aunque en septiembre, la Provincia se adhirió a una “amnistía” que aplica la Nación, y acepta que chicos de entre 1 y 12 años, sin inscribir, puedan inscribirse, aunque antes de hacerlo, se abre una causa judicial con intervención de los defensores oficiales. De ese modo, dice la abogada Viviana Romero, la única asesora legal con la que cuenta el Registro Civil de Entre Ríos, se evita que por algún intersticio pueda colarse un chico robado que puede estar en la maraña del tráfico ilegal. “El documento de identidad es una consecuencia de la inscripción del nacimiento”, dice la abogada, aunque a veces la situación no se presenta de modo tan lineal. Lo aclara así: “El primer acto es la inscripción del nacimiento. Como consecuencia viene la identificación nacional. Pero hay personas que aún habiendo sido inscriptas, no tienen el documento, porque nunca vinieron a retirarlo sus papás. Pero en realidad, tienen documento. El que nosotros designamos como indocumentado estrictamente es aquel que nunca hizo el trámite, que no fue inscripto al nacer. Y en la provincia es un porcentaje alto. El nivel de indigencia en ciudades como Concordia, Paraná o Gualeguaychú es alto, y es allí donde se dan los mayores casos de indocumentados”. –¿Qué alcance tiene la amnistía que ahora está en vigencia? –Empezó en septiembre de 2009 y se extiende hasta septiembre de este año. Es diferente a otras amnistías, en las que lo único que se requería para anotar a un chico mayor de un año era la presencia de dos testigos, y una resolución del director del Registro Civil. Esta ley de amnistía salió con la obligación para los funcionarios del Registro Civil de dar intervención a la Justicia, y eso da mayor resguardo jurídico de que el niño no sea robado, por ejemplo, porque nosotros somos una provincia limítrofe, y el tráfico de niños es una realidad. Desde que en septiembre último se lanzó la amnistía, se han iniciado más de 200 trámites para inscribir chicos indocumentados, pero todavía la Justicia no ha resuelto ningún caso. Plan Nacer: más de 6 mil chicos sin DNI propio El Plan Nacer, un programa de cobertura social que hace pie en hospitales y centros de salud de la provincia y que alcanza a mujeres embarazadas, puérperas hasta 45 días posteriores al alumbramiento y niños de hasta seis años, muestra de qué modo el fenómeno de la falta de documentos cala hondo: el 14,70 % de los menores cubiertos no tiene DNI propio. Hasta ahora, el Plan Nacer permite que los niños menores de un año puedan ser inscriptos con documento de la mamá, situación que no se da con las mamás, porque el sistema informático automáticamente no incorpora a las indocumentadas. Según cifras oficiales, en este momento el padrón está compuesto por: a) 41.787 niños b) 4.606 embarazadas y puérperas c) El total, así, representan 46.393 beneficiarios inscriptos. Las mujeres, aclaran desde el Plan Nacer, no pueden ser indocumentadas porque “el sistema informático no permite la carga con ausencia de ese dato. es decir, que en la categoría de mujeres no existe problema de DNI”. Sí sucede con los chicos: del total registrados como beneficiarios, “6.145 figuran con documento de la madre”. Y otra salvedad: quizá haya sucedido que posteriormente esos niños, hasta ahora indocumentados, hayan accedido al DNI propio, aunque para los registros oficiales del Plan Nacer permanecen todavía en la categoría de “niños con documento ajeno”. Estrategias Eduardo Pividori, vocero del Plan Nacer Entre Ríos, cuenta que ante esa realidad, se tomaron diferentes caminos. El primero, contactarse con las autoridades del Registro Civil, siguiendo dos rumbos: 1) Nosotros sacamos los listados de niños con DNI ajeno (consta el nombre del chico, de la madre, DNI de la madre y domicilio), los discriminamos por localidad y se los enviamos al Registro, en un archivo Excel, donde le agregamos una columna vacía para incorporar el DNI actualizado, si es que eso ocurrió. Luego, el Registro envía a cada oficina del interior los listados correspondientes, y allí los empleados se encargan de actualizar el dato. Esa planilla la devuelven al Plan y aquí se carga con la modificación de datos. 2) También se atendió la situación de las oficinas del Registro Civil que funcionan en los hospitales, y que no siempre consiguen captar a la madre antes del alta, de modo que pueda inscribir el recién nacido allí mismo. Un paso, contó, fue reubicar esas delegaciones, en un lugar que permitiese un más fácil acceso desde el servicio de Maternidad. Así, ahora el personal del propio hospital recorre diariamente la Maternidad e insta a las mamás a que vayan a la oficina del Registro Civil, y desde el Plan, también, se instruyó para que la ficha de inscripción al beneficio ya debe ser confeccionada con DNI propio del recién nacido. Pero a partir de 2006 habrá un nuevo escenario. A partir de entonces, la inscripción al Plan Nacer será un requisito para acceder a la asignación universal por hijo. Así, habrá un cruzamiento de datos con Anses, y eso evitará que ningún chico reciba el beneficio sin contar con DNI propio, un requisito sine qua non para acceder a la asignación. (Fuente: El Diario)