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e la redacción de INFORME DIGITAL La culpa de los 90 Los tres directivos de la firma Sagemüller SA –en carácter de presidente de la empresa, de gerente de Administración y Finanzas y apoderado ante la Dirección General de Rentas (DGR), apoderado ante la Agencia de Federal de Ingresos Públicos (AFIP) respectivamente– fueron procesados por los delitos de apropiación indebida de aportes del sistema de seguridad social de los empleados de la firma, de evasión fiscal mediante la retención de fondos originados por el Impuesto al Valor Agregado (IVA) y Ganancias y de evasión fiscal en grado de tentativa inidónea por la presentación de un formulario en el que afectó crédito fiscal mediante una factura de la empresa Sagenco SA sin cumplir las reglamentaciones internas que prescribe la AFIP. La fiscal del Ministerio Público Marina Herbel de Pajares solicitó al Tribunal, presidido por Lilia Carnero, e integrado por los jueces ad hoc Roberto Lerena y Javier Beltrame la absolución de culpa y cargo de las tres imputaciones que se impulsaron desde la AFIP. La fiscal hizo un análisis pormenorizado de cada uno de los hechos que se debatieron, de los cuales surgió que los mismo sucedieron por cuestiones externas a la empresa. En ese sentido se tuvo en cuenta el escenario de crisis de comienzo de la década y la buena conducta fiscal de la empresa Sagemüller previa a los períodos investigados. El 2001 la completó La fiscal se centró en el testimonio de los peritos oficiales y de parte que declararon que la firma no contaba en los turbulentos años 2001-02 con fondos disponibles para hacer frente a tales obligaciones. En ese sentido consideró tales testimonios como “esclarecedores de la situación de la empresa”, y opinó que “el período investigado fue el más grave de la historia”, y agregó que “afectó a la economía toda y especialmente a la de Entre Ríos”. Además mencionó las leyes nacionales y provinciales, con los bonos Federales, que impusieron la emergencia económica en todo el país. También ameritó en su alegato las graves dificultades de acceder al crédito por la que atravesaron muchas empresas, especialmente Sagemüller, que en los 90 realizó una inversión de 24 millones de dólares para modernizar la planta de producción avícola que terminó cerrando como consecuencia de la crisis; las dificultades para pagar los sueldos y la presencia de un recaudador impositivo de la AFIP, que trabajó en la empresa reteniendo los porcentajes correspondientes a impuestos de todo el dinero que ingresaba en caja. La revancha llega en el 2010 Franz Sagemüller ahora va por su revancha. Este viernes recibió al gobernador Urribarri en la nueva planta de pollos y le dijo: “Somos un pueblo de productores”. El empresario a medida que recorrían las instalaciones le fue explicando todas las modificaciones y reestructuraciones que se realizaron para poner la planta nuevamente en funcionamiento. “Se cumplieron con todas las normativas”, explicó Sagemüller, resaltando que además se ha implementado el tratamiento de vísceras, lo que antes era una problemática para la planta. “Fue un momento gratificante contar con la presencia del gobernador que ha tenido la gentileza de venir a Crespo, ver nuestro trabajo y el esfuerzo que se ha hecho”, resaltó al tiempo que precisó que si bien la capacidad de planta es de 7.300 pollo por hora, “vamos a empezar a un ritmo menor, porque todo comienzo requiere adaptación de la operación completa. La intención es faenar alrededor de los 30.000 pollos diarios, para lo que se incorporaron alrededor de 88 obreros y seguramente más adelante se seguirá incorporando personal para un segundo turno”. El empresario subrayó: “En Crespo tenemos bastante amor propio, por algo somos la Capital Nacional de la Avicultura. Este frigorífico se inauguró en 1953, en una asociación con productores y la cooperativa de Crespo, trabajaba fundamentalmente huevos y luego incursionó en la producción de pollos”.