E
l Tigre Acosta, Astiz, Pernías, están recluidos desde hace cuatro o cinco años en celdas que ocupan en grupos de a tres personas. "Mantienen cierto estatus en relación a los otros presos. Pero tienen buena relación con todos", cuenta uno de sus abogados.
Los "otros presos" del pabellón de seguridad del Penal, especialmente preparado para ellos, son, entre otros, el cura Von Wernich y el ex comisario Luis Patti, acusados o condenados por la represión pero que pertenecían a fuerzas de seguridad o policiales. Como en la dictadura, para los marinos se trata de subalternos.
¿Qué hacen allí? En la actualidad hay 66 detenidos, la mayor concentración dentro de los casi 500 juzgados o condenados en todo el país. Durante el día se les permite recorrer y estar en el patio común, por las noches se los encierra en sus celdas. Intercambian información sobre sus causas, pero además llevan un registro de la mayoría de los juicios en marcha, que ya son más de cien. Se pusieron de acuerdo en una cosa: en sus escritos, firman como "prisioneros políticos."
Como cuando gobernaban, la mayoría de ellos nunca dejó de observar los ritos religiosos. En las últimas navidades, juntaron más de 30 firmas para enviar un mensaje "a todos los camaradas que pasan por la misma situación". Allí hicieron "un llamado a superar los conflictos del pasado y a apostar a un futuro de paz". El cura Von Wernich, condenado en 2007 a reclusión perpetua, pidió varias veces permiso para dar misa y la comunión a sus compañeros de encierro. Pero se lo niegan. Deben resignarse, por ahora, a analizar el terrenal destino judicial.
Es que a pesar de los reclamos que hizo la presidenta Cristina Kirchner en el último aniversario del golpe militar del ´76, los juicios contra los represores están avanzando, ahora sin tanta lentitud. Según estadísticas de la Corte Suprema de Justicia, en la actualidad son 82 las causas elevadas a juicio oral por violaciones a los derechos humanos cometidas durante el último gobierno militar. La mayoría de estos juicios debería iniciarse durante este año, lo que será todo un récord. Como para comparar: hubo sólo 6 en 2008 y 12 el año pasado.
¿Por qué estos juicios tan tardíos? Tras el juicio a las Juntas militares de 1985 y algunos procesos que le siguieron, la Justicia debió frenar las causas por la sanción de las Leyes de Obediencia Debida y Punto final. En 2005, esas leyes fueron anuladas finalmente por la Corte Suprema. Fue entonces cuando los juicios se retomaron y muchos de los militares que habían participado de la represión volvieron a las cárceles. Hasta ese momento, sólo se seguían los juicios por apropiación de menores, un delito imprescriptible.
El juicio contra los represores de la ESMA se inició el 11 de diciembre. Lo llevan adelante los camaristas Oscar Hergott, Daniel Obligado y Ricardo Farías, y se analizan 83 crímenes cometidos en la escuela de la Marina, entre ellos el de Rodolfo Walsh y el de las monjas francesas Leonie Domon y Alice Duquet. Se calcula que ese juicio terminará hacia el mes de julio. Todavía falta que declaren 200 testigos. Entre los acusados, hay una silla vacía. La de Emilio Massera, ex jefe de la Armada, quien ya no será juzgado. En 2002, Massera sufrió un accidente cerebrovascular que lo llevó al Hospital Militar inconsciente. Tres años más tarde fue enviado a su casa y se lo declaró incapaz por demencia.
La distribución de los juicios que están por empezar es la siguiente: de las 82 causas, hay 19 en Mendoza, 16 en Capital, 16 en la provincia de Buenos Aires, 11 en Rosario, 5 en Salta, 4 en Córdoba, 4 en Tucumán, 2 en Misiones, 2 en Chaco, 1 en Chubut, 1 en Corrientes y otra en Río Negro.
De acuerdo al relevamiento que hace el CELS (Centro de Estudios Legales y Sociales), por la represión ya fueron condenadas 64 personas, hay 421 procesados detenidos o con arresto domiciliario (por ser mayores de 70 años), 228 procesados sin prisión preventiva, 18 declarados incapaces (como Massera) y 41 prófugos. Antes de ser juzgados, murieron 230 acusados. (Fuente: Clarín)
