P
or primera vez, la Justicia de Entre Ríos tiene entre manos un caso que promete generar polémica durante un largo rato: un joven transexual de 28 años oriundo de Gualeguaychú pidió que le cambien el nombre de pila inscrito en su partida de nacimiento, en su documento personal, en su pasaporte, en la cédula de la Policía Federal, en los certificados de estudio y en los padrones electorales. José Martínez quiere dejar atrás esa parte de su historia y que se la reconozca oficialmente como María Julieta Martínez. Pero no sólo se trata de un cambio en un papel, sino que es algo más íntimo y personal: “Para mí esto significa mucho, porque tengo planificado un futuro de matrimonio y también de adopción de hijos”, dijo. “María Julieta” dio un primer paso siendo púber: a los 13 años le comunicó a sus padres que de entonces y para siempre quería ser así, una chica en el cuerpo de chico, y que la llamaran y la trataran como tal. Después, a los 20, se hizo el primer implante mamario, la única cirugía que reconoce que se hizo antes de la vaginoplastía, que se practicó ahora, a los 28 años. “Pero nunca fui discriminada. Nunca lo sentí al menos. Tomé la decisión impulsada por amigas mías que ya lo hicieron. En Salta, la Justicia tardó un año para autorizar un cambio de nombre, y en Rosario, otro caso, tardó más o menos lo mismo. Creo que todo es posible, sólo hay que cambiar algunas mentalidades antes, sobre todo en la Justicia”, dice. María Julieta está de novia con un italiano, con quien piensa mudarse a la península en abril próximo, aunque antes quiere concluir el proceso judicial que ya inició, y que se disparó luego de la operación de cambio de sexo que se practicó el 4 de noviembre de 2009, en Valparaíso, Chile. –¿Qué cambio te produjo la operación? – No me cambió nada. Sigo siendo la misma. Lo único es la satisfacción que siento verme en un cuerpo cambiado, algo que siempre quise. Hoy por hoy me siento totalmente realizada. –¿Has viajado? ¿Qué sucede en las oficinas de migraciones cuando ven tu documento, que es de un hombre, y te ven a vos, con fisonomía de mujer? –La verdad que es complicado, te miran con cara extraña. Y eso pasa en todos los lugares, aunque lo sentís más fuerte en Argentina. En tribunales Desde 11 de marzo de 2010 el caso de María Julieta está en la Justicia. Por sorteo, la causa recayó en manos del juez Marcelo Arnolfi, titular del Juzgado Civil y Comercial Nº 2, de Gualeguaychú, patrocinado por el abogado Luciano Bernigaud. “Mi clienta viene a verme porque se había realizado la operación de genitoplastia, de reasignación de sexo, procurando conseguir la identidad femenina. Nos dirigimos directamente a la Justicia, nunca iniciamos el trámite en el Registro Civil, porque entendemos que es un juez quien tiene que adoptar la decisión”, contó el letrado. La demanda técnicamente apunta a la rectificación y sustitución de la partida de nacimiento en cuanto al nombre de pila masculino por femenino, y además mutar el género de masculino a femenino. “Pedimos también que el mismo trámite se cumpla con el DNI, el pasaporte, la cédula de la Policía Federal, el padrón electoral y los certificados de estudios cursados”, señaló. El trámite, contó el abogado, todavía no avanzó por cuanto durante la última semana hubo cambio de magistrado en el Juzgado. “Lo que ha hecho el juez ni bien asumió es correrle vista al Ministerio Público Fiscal. Si bien apuntamos al Estado, no hay un demandado determinado. Es genérico el planteo”, indicó Bernigaud. En el trámite judicial, el letrado incorporó toda la documental necesaria que sirva como prueba suficiente al pedido. “Acompañamos todas las pruebas necesarias, con datos de la operación que se practicó en Chile, certificaciones profesionales sobre su salud psicológica a través de informes y ofrecimos además que se le efectúen todas las pericias que la Justicia considere conveniente realizar”, abundó. –¿Hay antecedentes de causas de este tipo? –En Entre Ríos es la primera. Yo busqué jurisprudencia local y provincial, y no había. En el país hay un caso en Formosa, dos en Rosario y dos en la provincia de Buenos Aires. No mucho más. Pero en Entre Ríos no pude encontrar nada. –¿No tuvo reparos a la hora de tomar el caso? –No, para nada. Es cierto que no es un caso común, pero me parece un desafío. Soy un profesional joven, tengo 33 años, trabajé seis años en la Justicia, y ahora ejerzo la profesión en un estudio grande de Gualeguaychú. Me parece que es un caso interesante, que me obligó a investigar mucho. Y sabía que iba a generar mucha repercusión pública. (Fuente: El Diario)