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as mujeres con VIH no tienen por qué transmitir el virus a sus hijos. Esta certeza científica tenía un problema práctico: para ello, hace falta que las futuras madres sepan que están infectadas, y reciban tratamiento antes y justo después de dar a luz. No es algo muy caro ni complicado (en España prácticamente no hay transmisión materno-infantil del VIH desde hace una década), pero en otras zonas del mundo ha costado más implantar los programas adecuados. Por primera vez, el Fondo Mundial contra el Sida, la Malaria y la Tuberculosis calcula que será posible erradicar esta vía de transmisión en 2015. La proyección es consecuencia del aumento de los programas financiados por organismos internacionales en los países pobres, sobre todo los africanos. También influye un cambio en la actitud de algunos de los Gobiernos, con el surafricano a la cabeza, que han aceptado por fin que la medicación que se da a las mujeres es una medida de primera necesidad si se quiere evitar que haya niños que resulten infectado aún antes de nacer o durante el parto. Los últimos datos de Onusida cifraban en 370.000 los niños con VIH, en su inmensa mayoría porque fueron infectados por sus madres (puede haber casos de transmisión de virus por abusos sexuales o por falta de higiene en algunas prácticas sanitarias). Pero esta cifra baja desde 2001, cuando llegó a los 450.000, y por eso se calcula que, con un aumento del esfuerzo, la erradicación de esta vía de transmisión será posible. "Un mundo donde no nazcan niños con VIH es realmente posible en 2015", ha dicho Michel Kazatchkine, director ejecutivo del Fondo Mundial. Además, este organismo de la ONU ha hecho un esfuerzo este año, en el que flojean las aportaciones de los países, para hacer valer todos sus logros. Por eso en su informe anual, que se acaba de hacer público, también destaca avances en las otras enfermedades de las que se ocupa: "También es posible imaginar un mundo sin muertes por malaria, ya que un número creciente de países está informando de reducciones de más del 50% en la mortalidad por esta enfermedad en los últimos dos años", ha dicho Kazatchine. "Ningún otro área ha visto una relación tan rápida entre las inversiones de los donantes y su impacto en vidas salvadas, tanto en sida como en malaria y tuberculosis", ha añadido. El fondo, sin embargo, no oculta su preocupación -compartido por otras agencias internacionales- de que, tanto en tuberculosis como en malaria, el aumento del arsenal terapéutico vaya acompañado por la aparición de resistencias, por lo que cree que ahora es el momento de hacer un gran esfuerzo para controlar las infecciones.