E
l secreto de sus ojos ganó el Oscar a la mejor película extranjera, el segundo de toda la historia argentina. El momento emotivo tuvo lugar a las 1.15 de la madrugada. Juan José Campanella, el director de la exitosa película argentina, vista aquí por 2,5 millones de espectadores, subió al escenario junto a uno de los protagonista, Guillermo Francella, y los productores españoles y uno de los argentinos, Vanessa Ragone. "En nombre de un equipo y elenco compuesto por gente a la que quiero mucho, quiero agradecer a la Academia por no considerar al Na´vi como una lengua extranjera", bromeó. "De manera personal -agregó-, quisiera agradecer a mis productores Gerardo Herrero, Mariela Besuievsky, Vanessa Ragone, Axel Kuschevatzky y Telefe. A Tom Bernard y Michael Barker, de Sony Classics." Y yendo a lo realmente personal, concluyó: "Cecilia, encontraste a un tipo trabado en su desarrollo (usando un término de la jerga cinematográfica, "development hell") e hiciste algo presentable con él. Gracias, muchas gracias. Los amo, les debo todo." El cierre, mientras lo corría la música para sacarlo del escenario, fue en castellano y casi a los gritos: "¡Vamos Argentina y un abrazo a los hermanos de Chile!", por el terremoto sufrido hace pocos días. A Campanella se lo veía casi tranquilo, que parecía no caer respecto al gran momento que vivía y a la importancia que tenía el evento para el mundo cinematográfico y, a esta altura, para el país en general. Impactante debe haber sido recibir el premio de parte de dos talentos como Pedro Almodóvar -que le dio el premio y lo abrazó- y Quentin Tarantino, y tal vez eso agregaba a su cara de "susto". Tras ganar el premio, el director dio una conferencia de prensa mientras aún la ceremonia seguía adelante. Allí dijo, entre otras cosas. "El premio que me dieron muestra que la Academia es muy abierta. A ellos no les preocupa la historia previa que trae cada filme, los premios que ganó, razones políticas ni nada parecido. Ellos votan las películas que les gustan y esto lo demuestra. También nominaron dos películas latinoamericanas y se creía que eso no podía pasar. Este proceso derribó todos esos preconceptos", dijo. Luego de la ceremonia, Campanella y su gente pasaron por el Governor´s Ball y planeaban, ya a las 4 de la mañana hora argentina (alrededor de las 23 en Los Angeles) encontrarse en el Hotel Mondrian y festejar con todos los argentinos reunidos allí. Horas antes, Francella y el director estaban excitados y nerviosos al entrar al Kodak Theatre. "Es bastante más loco que la otra vez. Más histeria. Ya se me acabaron las cosas para tomar para bajar la ansiedad", decía Campanella mientras se tocaba los bolsillos vacíos. El actor contó -en la transmisión de Canal 13, a Catalina Dlugi- que prefirió usar traje negro a esmoquin y que, finalmente, consiguió una entrada para ir con su mujer a la ceremonia, algo que lo preocupaba el día anterior en la recepción en el Consulado argentino. "Es un sueño de toda la vida caminar juntos esta alfombra roja", comentó. Francella estaba mucho más confiado que Campanella en que la película podía ganar. Y quería que eso pasara para darle una alegría al pueblo argentino. "Te levantás a la mañana, mirás los noticieros y todo está mal, todo es triste, todo es inseguro. Te imaginas lo que es darle esa alegría a la gente. Ojala se dé", decía, emocionado por el aliento que recibió de los argentinos. (Fuente: Clarín)