A
un año que organizaciones ambientalistas de la provincia de Santa Fe y Entre Ríos denunciaran que había soja en las islas, el paisaje es completamente diferente y en esta campaña no habrá soja en los humedales del Paraná. La zona de la isla Itapé ahora está cubierta completamente por la creciente. Los pobladores que temían por su suerte por cómo iban a afectarlos los terraplenes ante esta creciente, se trasladaron a Villa Constitución; ahora sólo se ve agua y camalotes. El cartel que habían puesto en la boca del arroyo San Lorenzo Viejo, cerrado por los empresarios, que decía “Prohibido cerrar el arroyo es navegable aunque esté seco”, también fue arrastrado por la corriente cuando los arroyos se desbordaron y rompieron el inmenso terraplén. Además de no poder navegar por estos arroyos libremente, los pobladores vecinos al terraplén denunciaron que se les impidió el acceso a lagunas interiores donde iban a pescar y que la obra había secado, además del riesgo para la apicultura que significaron las fumigaciones que realizó la empresa. “Lo que el gobierno de Entre Ríos no logró paralizar, la naturaleza sí lo hizo, el río hizo justicia” declaró Miguel Alfaro del Centro Ecologista Renacer de Villa Constitución. Diego Rodríguez de Fundación M´Bigua (Paraná) opinó que “esto demuestra que Entre Ríos necesita procesos administrativos más ágiles si pretende controlar las acciones ilegales que afectan los humedales. En estos ecosistemas tan frágiles el Estado no debería llegar tarde pues en muchos casos las consecuencias son irreversibles.” La propiedad adquirida por la empresa holandesa Bema Agri B.V. en esta zona de islas, ubicada entre los arroyos Estévez, San Lorenzo y Los Laureles convirtió el humedal en un campo de agricultura, donde también hacían ganadería. Los humedales son sistemas frágiles y sensibles a los cambios, y las consecuencias de las alteraciones antrópicas, muchas veces impredecibles. “Es probable, que al haberse eliminado la vegetación natural existente para el uso agrícola extensivo se hayan generado condiciones propicias para un proceso erosivo importante y cambios en el escurrimiento superficial entre otros, provocando modificaciones en el paisaje que se podrán evaluar cuando las aguas bajen”, explica Jorge Postma, ingeniero agrónomo presente en la recorrida. Elba Stancich de Taller Ecologista opinó que “esperamos que este caso realmente se tome como ejemplo de lo que no se debe hacer en estos humedales y que se tome en cuenta a la hora de elaborar el Plan Integral Estratégico de Conservación y Aprovechamiento Sostenible (Piecas-DP) en el Delta del Paraná”.