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ejos de revertirse, los índices de fracaso escolar en la provincia tienen a agravarse: en los turnos de diciembre, los alumnos secundarios no pudieron aprobar, en promedio, entre 7 y 10 materias sobre un total de 14, con lo cual debieron presentarse a los turnos de exámenes de este mes.
Pero tampoco en esa instancia consiguieron promocionar: se estima que aproximadamente el 50 % de los que rindieron en diciembre no aprobaron, y deberán presentarse nuevamente ante el tribunal examinador en marzo próximo. “Esto, más allá de los problemas que hubo este año, en el cual no tuvimos 30 días de clase, habla de que los chicos no estudian, y en esto la primera responsabilidad le corresponde a los padres”, aseguró Graciela Bar, titular del Consejo General de Educación (CGE).
“El hecho de que 10 materias que rindieron en marzo, 5 se la lleven a marzo, plantea un serio inconveniente, y un serio riesgo de continuidad dentro del sistema. Hay que recordar que un alumno no puede llevarse más de 2 materias previas”, insistió Bar. “Esperemos que esta situación haga reflexionar a los padres, para que pongan a estudiar a los hijos. Los chicos deben tener un horario mínimo de estudio por día. Las materias no se preparan en tres días antes de rendir”, subrayó.
Si bien no hay estadísticas todavía procesadas, la información que manejan en Educación –suministrada por los directores departamentales y los supervisores de nivel– da cuenta de un crecimiento preocupante en los índices de fracaso escolar, centrado en el sector más crítico, la escuela secundaria.
“Estamos hablando de que lo único que no se rinde son materias como Educación Artística, Educación Física y Música. Pero en las materias que son de estudio, hay mucho fracaso. Que un alumno se lleve de 7 a 10 materias, sobre un total de 14, es muchísimo. Esto es un hecho que lamentablemente se profundizó este año”, opinó Bar.
“No sé qué pasa en la casa, seguramente habrá que hacer un estudio sociológico que explique este fenómeno, pero esta es la realidad. Quizá sucede que la mamá, que históricamente ha sido la responsable del estudio de los hijos, en los últimos años ha debido salir a trabajar también, y además la constitución de las familias hoy es diferente que años atrás. Son familias atípicas. Todo esto seguro ha influido, más la situación económica. Pero también hay que decir que estamos hablando de adolescentes de 14 a 16 años que debieran tener incorporado el hábito del estudio”, aseguró.
Dudosa reforma
La ex vocal gremial del Consejo Educación, Amalia Homar, realizó un relevamiento sobre cómo amaneció este siglo en las escuelas, y descubrió que la reforma educativa que trajo consigo la Ley Federal de Educación no había procedido mejoras, sino más fracaso en las escuelas.
En Entre Ríos, escribió Homar, en 2001 de cada 100 alumnos que asistían al nivel III de la educación general básica –lo que ahora es el ciclo básico de la escuela secundaria– 93 permanecían en el sistema educativo y 7 abandonaban.
Y cuando analizó lo que sucedió entre 2000 y 2002, la situación observada no fue distinta: en 2000 había 21.384 alumnos matriculados en 7º año, y 2002 eran 19.117 los que habían avanzado hasta 9º año, “lo que muestra que hubo un desgranamiento del 10,60%. “En el año 2001 la matrícula de 8° año es superior a la de 7° año como consecuencia de que existen 3.445 alumnos repitientes. Es importante destacar que en este mismo período que las instituciones privadas registran un desgranamiento del 1,77% en 8° año y del 14,59% en 9° año. A modo de hipótesis explicativa podría vincularse este dato al hecho que las escuelas privadas generalmente no reciben al alumno que repite”.
En el período 2007/2008 el panorama es peor: la tasa de abandono interanual creció al 13,85% en la provincia, con índices alarmantes, del 20,05% en Islas, y del 24% en La Paz. Y la repitencia, que en el período 2000/2002 promediaba un índice del 10 %, en 2007/2008 trepó al 14,96%.
Mirando ese panorama, la titular del CGE dice que el camino para superar esa situación es con “más compromiso” de los padres con la escuela, y sobre todo la realidad de los hijos. Pero también las instituciones tienen que buscar formas de atraer. No puede ser que la relación de la escuela con los padres sea sólo para cobrar la cooperadora o para entregar la libreta. Tiene que haber otros espacios donde puedan dialogar”, opinó Bar. (El Diario)
