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urante los años de niñez y adolescencia, la escuela es el lugar que despierta el sentido de pertenencia y también de integración, pero muchas veces se vuelve un espacio de conflicto que excluye y divide. Algunos chicos hacen una distinción en el trato por motivos sociales, raciales, económicos o de género hacia un otro que sufre la discriminación. Un estudio realizado por el INADI reveló que la gente considera a la escuela el lugar donde más se discrimina a los niños y jóvenes. El 43% de los encuestados contestó que el ámbito educativo es un espacio donde suceden actos discriminatorios. La misma encuesta reveló que los grupos que se perciben más afectados por discriminación son los inmigrantes bolivianos, los sectores socioeconómicos desfavorecidos, los homosexuales, las personas con discapacidad, los judíos y otros inmigrantes. “El chico necesita el reconocimiento de sus pares. En estos casos de discriminación en la escuela hay un adulto que está fallando. Los chicos son crueles, pero no saben de reglas porque son chicos y pueden actuar inadecuadamente. Tiene que venir el adulto y enseñarles, tiene que haber un maestro que no lo permita, pero los adultos brillan por su ausencia”, sentenció la médica psicoanalista de APA, Sara Zusman de Arbiser. A nivel nacional, cada año el INADI recibe más denuncias por discriminación en las escuelas. Durante el primer semestre de 2009, el organismo recibió 107 denuncias formales frente a las 159 de todo 2008 y las 114 de 2007. El año pasado llegaron en total 860 llamadas telefónicas para denunciar actitudes discriminatorias en el ámbito escolar, que por diversos motivos no se convirtieron en denuncias formales. Silvana Nakakodi es la directora de la Escuela Nº 26 de Ciudadela y día a día ve cómo los adolescentes que concurren al secundario discriminan y marginan a sus compañeros. “La discriminación al otro se manifiesta en muchas cosas, por lo general con violencia verbal pero a veces también física. Se ejerce a través del hostigamiento o del aislamiento”, afirma Nakakodi, y explica que siempre es el diálogo el modo de enfrentar el problema: “Hablamos con los chicos, sobre todo con el discriminador que tiene que resolver un problema que viene desde la casa. Le hacemos ver que tiene que aceptar las diferencias. Es más fácil cuando los padres ayudan. Los discriminados son chicos que tienden a dejar la escuela”. Ariel Zysman, asesor de la Comisión de Educación de la Cámara de Diputados, sostiene que no hay que echarle la culpa a los chicos: “Ahora hay más manifestaciones de discriminación porque ya no lo consideramos algo normal, es un paso que se pueda nombrar que existe esto. En la vida social somos más conscientes, entran otros objetos que antes no entraban a la escuela, que hoy es más inclusiva. Es una apertura cultural que implica respeto a una diversidad que hay que construir”. (Fuente: Perfil)