E
l aislamiento social y el estrés contribuyen a la susceptibilidad del cáncer, según desvela una investigación realizada por científicos de la Universidad de Chicago en un modelo animal. Los resultados del experimento se publican hoy en Proceedings of the National Academy of Sciences y proporcionan una cifra estimativa: las probabilidades de desarrollar un cáncer de mama se elevan en más de tres veces con esos factores ambientales. El estudio es el primero en establecer el aislamiento y el estrés como un posible factor de riesgo del cáncer de mama humano, según la principal autora, Martha McClintock, psicóloga en la Universidad de Chicago. Los científicos indagaron en esa asociación al constatar que muchas mujeres de barrios conflictivos y con cierto grado de aislamiento social, sufren antes tumores de mama, aunque en igual proporción que mujeres en otras condiciones sociales. "Hay que mirar el problema [del cáncer] desde varias perspectivas, incluyendo las fuentes de estrés en las comunidades, además de los aspectos biológicos y del desarrollo tumoral", resalta McClintock. De hecho, este trabajo forma parte de una serie de estudios de la Universidad de Chicago que exploran la conexión entre el aislamiento social y la biología del tumor mamario. El trabajo ha hallado que el aislamiento eleva la producción de corticosterona en ratas que se mantenían solas y sometidas a situaciones estresantes, como por ejemplo, hacerlas oler un depredador. Los autores también sugieren una relación causal entre la interacción social y la enfermedad, derivada de que vivir sólo genera mayores niveles de hormonas de estrés en las ratas, desde las primeras etapas de vida, volviéndolas más asustadizas, ansiosas y propensas a malignidades en la edad adulta. El receptor hormonal se observó en el núcleo de las células tumorales de las ratas aisladas, lo que se constató con menor frecuencia en las ratas no aisladas. La experiencia del aislamiento supuso un 135 por ciento de aumento en el número de tumores y más del 8.000 por ciento de aumento en su tamaño. El impacto de la soledad fue mucho mayor que el de otra fuente ambiental de formación tumoral, como la cantidad ilimitada de comida hipercalórica.