H
enry Molaison estuvo toda su vida haciendo las cosas por primera vez. En 15 minutos podía contar tres veces la misma historia; cada vez que iba su casa, le parecía que el camino de siempre era nuevo y podía ver la misma película un día entero sin recordar nada del guión. Incapaz de crear nuevas memorias por una complicada operación cerebral, Molaison ha hecho a los neurocientíficos el mejor regalo de Navidad que podían desear: su cerebro. Justo cuando se cumple un año de su fallecimiento por una enfermedad pulmonar, la disección de su órgano ha comenzado esta semana en el Observatorio Cerebral de la Universidad de San Diego (California, EEUU). El proceso, todo un acontecimiento para la ciencia, está siendo retransmitido en directo y se calcula que durará alrededor de 30 horas, con descansos para comer y domir. Al terminar, se habrán obtenido 2.500 muestras de tejido para su análisis y un mapa de su cerebro tan detallado como los que ofrece Google Earth, según informa The New York Times. Conocido hasta su muerte a los 82 años sólo como paciente HM, para preservar su intimidad, Molaison está considerado una de las personas más famosas en la historia de la psicología, ya que su extraño caso de amnesia ha sido estudiado por más de 100 científicos. Con el análisis de su órgano, los neurólogos y psicólogos esperan encontrar las claves de la formación de las memorias, un proceso bastante desconocido hasta el momento. Nacido en Hartford (Connecticut, EEUU), Henry sufría ataques epilépticos desde muy pequeño, que no lograban controlarse con los fármacos anticonvulsivos. La situación empeoró cuando a los 16 años fue atropellado por un ciclista y se golpeó con la cabeza contra el suelo. Desde entonces las crisis eran más frecuentes y mucho más severas. Tan mala era su calidad de vida, que en 1953 decidió someterse a una complicada intervención quirúrgica dirigida por el doctor William Beecher Scoville, neurocirujano del Hospital Hartford. En la operación -experimental- le retiraron la amígdala, la mayor parte del hipocampo y la corteza del parahipocampo en ambos hemisferios cerebrales. La cirugía consiguió reducir al mínimo los ataques epilépticos, así que por esa parte fue un éxito. Sin embargo, pronto se vieron los efectos secundarios de un procedimiento tan complejo: el paciente había perdido la capacidad de memorizar. A los pocos días no reconocía al personal sanitario que le había atendido, no encontraba el camino al baño y tampoco podía explicar nada sobre su estancia en el hospital. Al principio, los especialistas creyeron que era una amnesia transitoria. El tiempo demostró que se trataba de una amnesia profunda e irreversible. Antes de la operación a Molaison se pensaba que la memoria era una facultad distribuida a lo largo de todo el órgano cerebral. Pero su caso demostró lo erróneo de esta concepción y la existencia de áreas cerebrales específicas donde reside la formación de las nuevas memorias. Porque Henry sí se acordaba de su infancia y de su adolescencia. Lo que no pudo volver a hacer fue recordar nada de lo que le sucedió tras salir del quirófano. "HM nos mostró que había zonas donde se localizaban las memorias, que había distintos tipos de memorias. Su caso ha contribuido extraordinariamente al conocimiento de las memorias. Y, ahora, su cerebro dará nuevas claves", afirman desde el Observatorio Cerebral de la Universidad de San Diego, donde lo han conservado a -40ºC. Al igual que a lo largo de su vida se dejó estudiar por los más diversos especialistas, antes de morir dio su consentimiento para donar el cerebro. Su popularidad es tal que además de un libro sobre su vida, escrito por la doctora Suzanne Corkin, del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT) que le analizó durante cuatro décadas, Columbia Pictures ha comprado los derechos de la obra y planea llevar su historia a la pantalla en 2010.