Lunes 07 de diciembre de 2009
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Interés general
Un oportunidad para ser menos dañinos con el clima
Representantes de 192 Estados participan del encuentro que pretende fijar nuevas metas de protección del clima para limitar el calentamiento global. Las razones y los intereses que dificultan un acuerdo. Obama confirmó su presencia.
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a cumbre climática en Copenhague comienza (hasta el 18 de diciembre) con muchas sensaciones esperanzadoras: 110 jefes de Estado y de gobierno participan en un encuentro que en un principio iba a celebrarse a nivel ministerial. Poco antes del inicio de las sesiones, también el presidente estadounidense, Barack Obama, confirmó su participación para el último y más importante día de negociación. Más países que nunca antes ya pusieron metas climáticas sobre la mesa, anunció el secretario general de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, Yvo de Boer. Y se vislumbra que como ayuda inmediata se pueden poner a disposición al menos 10.000 millones de dólares (6.700 millones de euros) al año para los países en vías de desarrollo. Pero aún queda un largo camino por recorrer hasta el éxito: Las metas de protección del clima son demasiado débiles, según consideran los científicos, como para limitar realmente el calentamiento global a dos grados. Los países industrializados y emergentes ni siquiera están de acuerdo en el año que tomarán como base para las emisiones de gases de efecto invernadero, y los países en vías de desarrollo reclaman hasta el 2020 ayudas financieras muchísimo más altas. Y el tiempo presiona: en 2012 vence el Protocolo de Kyoto y el acuerdo de Copenhague debería sustituirlo. Para que entrara en vigor el Protocolo de Kyoto se necesitaron ocho años. Los participantes en la cumbre miran por ahora con atención hacia la cumbre de la UE este jueves y viernes. Y es que el caballo de tiro de muchas conferencias climáticas cojea. La UE acordó reducir sus emisiones en un 20% de 1990 a 2020. Si otros países participan, incluso en un 30%. Pero es incierto qué es lo que se calcula. Los países del ex bloque soviético redujeron extremadamente sus emisiones de gases de efecto invernadero tras la caída del Muro y el colapso de su industria: Polonia, en un 30%; Rumania, en un 45%, medido desde 1990 a 2007. ¿Pueden aprovecharse y vender los derechos de emisión a otros países? Aún no está claro si hasta el viernes se llegará a una posición común sobre el tema en la UE. También en otro de los puntos centrales de la cumbre climática, las ayudas financieras de los países industrializados a los países en vías de desarrollo, los participantes en la conferencia centran sus miradas en la cumbre de la UE en Bruselas. El dinero lo necesitan los Estados más pobres para adaptarse al cambio climático y desarrollarse ecológicamente. Porque la idea es que a pesar del crecimiento económico en el futuro no emitan tantos gases de efecto invernadero como lo hacen actualmente los países ricos del mundo. De Boer mencionó ideas concretas: entre 2010 y 2012 diez mil millones de dólares por año. Más adelante, deberán ser considerablemente más. Sobre la primera cifra ya hablaron, entre otros, Estados Unidos, Francia, Alemania y Reino Unido en vísperas de la cumbre. La UE fue el primer grupo de países en reconoer que la necesidad hasta 2020 ascenderá a un total de 100.000 millones de euros (148.000 millones de dólares). Pero aún debate intensamente sobre cómo distribuir esa carga. Junto a Bruselas, es Washington el que centra todas las miradas en la cumbre climática: El presidente Obama quiere viajar a Copenhague el último día de la cumbre. Eso fue saludado por todo el mundo, pero ¿qué tanto peso tiene la presencia de Obama? Seguramente no cometerá el mismo error que Bill Clinton, que firmó el Protocolo de Kyoto, que luego nunca fue aprobado por el Senado. Hasta ahora, Estados Unidos fijó una reducción del 17% hasta 2020 en comparación a 2005. Eso sería un 4% en comparación a 1990. Y justo ahí reside otro punto conflictivo de la cumbre: ¿Debe tomarse el año 1990 o el 2005 como base? Si es 1990, eso beneficia a todos los países del ex bloque soviético, porque luego colapsó su industria y tuvieron menos emisiones. Estados Unidos y China, que entre 1990 y 2005 aumentaron claramente sus emisiones, prefieren basar sus metas en el 2005. Entre los puntos esperanzadores de la cumbre figura, en cambio, seguramente la moderadora de las negociaciones Connie Hedegaard, que fue una ministra de Medio Ambiente muy comprometida en su país, Dinamarca. "Es imposible imaginar a alguien mejor", comentó el experto en clima de la organización WWF Europa Stephan Singer. Si la cumbre climática fracasa, seguramente no será por su responsabilidad.
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