C
uando el presidente del Instituto de la Vivienda , Julio César Aldáz, da cuenta del proyecto se entusiasma; destaca la potencialidad del fideicomiso para construir viviendas de interés social y hay que tener un oído atento, muy atento para encontrar en su relato cualquier indicio de riesgos ciertos, identificables, porque el funcionario decide sobrevolarlos, no detenerse tanto en ellos como en las posibilidades que se inauguran. Asegura que junto al equipo económico han hecho números y que la ecuación les cierra siempre y cuando tengan lugar dos procedimientos en el IAPV: mejorar el nivel de cobranza de las cuotas pero, además, encontrar la forma de actualizarlas, para que acompañen la evolución de la economía y, en definitiva, sirvan al objetivo de producir una cadena de solidaridad en la que el pago presente sea de utilidad para los futuros adjudicatarios. La referencia no es menor porque, ya se sabe, el fideicomiso que permitiría construir unas 3.200 unidades habitaciones exige la garantía primero de las remesas que llegan del Fondo Nacional de la Vivienda y, luego, directamente de la coparticipación federal de impuestos. En fin, que la eficacia con que se ejecuten estos procedimientos para mejorar el recupero parece ser la medida del éxito eventual del fideicomiso. “¿No puede darse que se abrigue los hombros con el fideicomiso y se destape los pies con los fondos Fonavi, dado que salen en garantía?”, preguntó esta Hoja. “No, son asuntos distintos”, respondió, y describió los proyectos para mejorar el recupero. Explicó entonces que con el impulso que los gobiernos de los Kirchner le dieron a la construcción de casas, el Fondo Nacional de la Vivienda (Fonavi) –constituido a partir del impuesto a los combustibles, entre otros— “fueron instrumentos financieros que sirvieron sobre todo para afrontar los gastos de funcionamiento de los institutos; siendo recuperados con muy buenos resultados en algunas provincias y en otras, directamente funcionó como un subsidio; Entre Ríos está en lote del medio: se cobra la mitad de lo que se emite, lo que no es malo, pero el problema es que el valor de las cuotas está absolutamente desactualizado y no guarda ninguna relación con el valor de la vivienda”. Para tener una idea, junto al plan Fonavi aparecieron otros, como el programa de emergencia habitacional, el federal de mejoramiento de viviendas y hasta el de Mejoramiento Barrial contiene un componente destinado a mejorar las casas. “Con recursos propios, seguiremos construyendo las 2.800 en marcha y seguramente en breve anunciaremos la ampliación de este paquete”, dijo Aldáz, al optar por defenderse de esa manera, indirectamente, de las críticas que advierten sobre cierto decaimiento de la actividad del instituto. Ante una inquietud específica, el entrevistado recobra ímpetu. “En casi todas las localidades tenemos presencia”, sostiene. Si el martes el Senado diera sanción definitiva al fideicomiso, la tarea por delante es portentosa porque, se sabe, conformar estas fuentes de financiamiento no es labor sencilla; puntualmente, los organismos de contralor suelen ser particularmente meticulosos con estas formas asociativismo financiero. Entonces, mientras se tramita la constitución del fideicomiso en sí y se llama a concurso público para que los inversores coticen (si no hubiera interés, intervendría la ANSeS ), el gobierno provincial pienso producir los primeros llamados a licitación para la construcción. Aldáz pretende que esa parte del trámite se formalice antes del receso. “El proyecto enviado a la Legislatura contemplaba 4.950 viviendas por 397 millones de pesos, pero lo aprobado es hasta 280 millones de pesos, lo cual por costo de cada unidad que financia el fideicomiso nos da entre 3.200 y 3.300 a construir, lo que no es poca cosa”, apuntó, antes de indicar “esto es muy importante porque viene a complementar todo lo que estamos ejecutando”, y de subrayar que “esta operatoria está extendida a todo el país. Hay 11 provincias que ya adhirieron y ocho que están en ese proceso”. Sin que medie intervención periodística, el funcionario reiteró apreciaciones que ha venido desarrollando desde que la iniciativa empezó a ser discutida en Diputados. “Lo destacable de este programa de viviendas impulsado por el gobierno nacional es que en las dos reuniones del Consejo Federal de Vivienda que se realizaron en los últimos cuatro meses logró un apoyo unánime de todas las provincias”, sostuvo. “Con los fondos del fideicomiso se financiarán hasta 80.000 pesos por vivienda y para la ejecución de agua, cloaca, energía eléctrica, nivelación del terreno, apertura de calle, alumbrado público, entre otras obras de infraestructura y anexo, se utilizará dinero de la Secretaría de Vivienda de la Nación que no son créditos ni deben devolverse”, explicó. “En mayo o junio del año próximo se concluirá la construcción del 80 % de las 2.800 unidades habitacionales en marcha y esperamos poder estar empezando estas viviendas que nos han aprobado en Diputados para dar continuidad laboral a la gente que trabaja en la construcción”, refirió. “Tenemos ya unos 5.000 lotes disponibles, transferidos de juntas de gobierno, municipios, cooperativas, mutuales, gremios y asociaciones civiles, entre otras”, remató. (Fuente: el Diario).-