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��Llovió 115 mm desde la madrugada y hasta el momento llevamos 50 familias evacuadas pero si continúan las lluvias podrían ser más”, advirtió el intendente José Nogueira. Y continuó: “Algunas las alojamos en la Cocina de Soja Municipal y otras las llevamos a hogares de familiares”, quien solicitó la colaboración de vehículos de Gendarmería para relocalizar a otros damnificados mientras colaboradores municipales ayudaban a extraer sus pertenencias con el agua que llegaba a la cintura dificultando la tarea. Varios fueron los barrios afectados como: Pasarela, Placita del Piso, Feria, Estación, Rivera del Paraná entre otros, pero principalmente los primeros ya que fue el desborde del Arroyo Caballú Cuatiá, que corta al medio a la ciudad, lo que provocó mayores estragos en la gente. La imagen era desoladora: voladuras de techos, paredes caídas, patios inundados, puertas rotas por la desesperación, viviendas destrozadas y niños socorridos en canoa hasta alcanzar los vehículos de las fuerzas que los llevarían a los refugios. “El agua arrasó con todo”, expresaba una vecina llorando. “Vi pasar la cama, las plantas, los juguetes, la mesa, el televisor, todo, perdí todo. Todo me llevó la correntada” exclamaba desconsolada. “La situación es complicada” manifestó Lisandro Roldán, Secretario de Desarrollo Social Municipal, “nosotros trataremos de contener con las primeras ayudas y cuidados, principalmente a los niños, pero necesitamos la colaboración de la gente” Para la colaboración esta trabajando la gente de Cáritas Parroquial, en el Salón de la Iglesia Nuestra Sra. De la Paz, donde se recibe ropa, pañales, leche, calzados, frazadas y alimentos no perecederos que serán distribuidos entre los centros de contención.