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or Carmen Lopez Imizcoz Diario Perfil Con el viento de cola internacional soplando nuevamente, y si el clima acompaña, la economía local podría crecer entre 3 y 6% el año próximo. Además, la cosecha récord de soja ayudará a cerrar las cuentas fiscales. Sin embargo, la contracara de la reactivación será la aceleración de la inflación, que se sumará a un mercado laboral golpeado por el mayor desempleo y la menor creación de puestos. Así se configurará un panorama social conflictivo en 2010, antesala del año electoral. Desde septiembre, y de la mano de la recuperación de la economía local, la suba de precios viene ganando velocidad nuevamente. De hecho, impulsada por la puesta en marcha del tarifazo, la variación del índice de precios al consumidor en octubre, según estimaciones paralelas a la del INDEC, se ubicó entre 1 y 1,2% respecto de septiembre, lo que significó un incremento de 14% respecto de octubre del año pasado. A pesar de que los consultores privados esperan que el ritmo de ascenso de los precios se ubique entre el 15% y el 17% el año próximo, en promedio, la inflación esperada por el público para los próximos doce meses se ubica en 31,5%, según la Universidad Torcuato Di Tella. Inercia. Si la gente cree que los precios suben por el ascensor, la demanda de mayores salarios provocará problemas. Es lo que se denomina inercia inflacionaria, un fenómeno que ocurre cuando, una vez que se genera un proceso inflacionario, la suba persiste más allá de su causa original. Si los trabajadores creen que la inflación futura va a ser igual a la pasada, aunque el dólar siga planchado en $ 3,83, los aumentos salariales se piden bajo este supuesto y así las expectativas de inflación se convalidarán, como en una profecía autorrealizada. Y la falta de estadísticas oficiales confiables de inflación y desempleo alimentará este proceso. Según Ecolatina, el poder adquisitivo del salario para los trabajadores registrados creció sólo 0,5% en los primeros ocho meses del año respecto de igual período de 2008, luego de una caída de 4,9% en promedio durante el año pasado. Y, en lo que resta del año, según proyecciones privadas, el consumo tenderá a crecer muy moderadamente porque la masa salarial bajará 1% en todo 2009 ya que, si bien la suba de sueldos y la inflación terminarían empatadas, el empleo se retraerá, un dos por ciento más, de acuerdo a varios estudios. Con crecientes presiones inflacionarias impulsadas por la recuperación de la demanda interna, la suba de los precios internacionales, el aumento de las tarifas y la inflación inercial, la expansión del consumo se verá limitada y será poco probable que la recuperación económica se perciba “en la calle”. Para 2010, la mayoría de los analistas privados prevén un incremento salarial cercano al 17%, similar a la inflación, con lo cual el salario real quedaría congelado. Y la recuperación del empleo tardará porque gran parte del crecimiento de 2010 será por la mejor cosecha y el impacto del agro sobre el empleo es relativamente bajo. Peleas. “Si bien el clima de crisis se habrá relajado, los trabajadores deberán conseguir elevados incrementos salariales para recomponer su poder de compra en 2010”, consignó el último informe de la consultora fundada por Roberto Lavagna, que incluye un análisis histórico entre inflación y conflictividad laboral y destaca que, a mayores incrementos de precios, más problemas gremiales. La mayor inflación esperada para 2010 complicará las relaciones laborales, ya que tanto el sector público como el privado cuentan con menores excedentes para responder a las demandas salariales. Con el frente fiscal deteriorado y el sector empresario intentando recomponer parte de las pérdidas sufridas durante 2009, se espera una profundización de los conflictos laborales el año próximo por los reclamos salariales. Los hogares que dependan de ingresos que no logren acompañar la suba de precios serán los más golpeados por la aceleración de la inflación. Dentro de este grupo estarán los desempleados, los jubilados, quienes cobran pensiones y planes sociales, los trabajadores en negro y los que, a pesar de estar en blanco, se encuentren fuera de convenios colectivos. Aunque los jubilados puedan cobrar los aumentos previstos por la Ley de Movilidad, seguirán siendo reacomodamientos ínfimos dado el atraso histórico en los haberes. “El nivel de salario real para los trabajadores registrados puede mantenerse en la medida en que las negociaciones paritarias logren –como han venido haciéndolo en los últimos años– aumentos acordes con la inflación”, enfatizó Víctor Beker, director del Centro de Estudios de la Nueva Economía de la Universidad de Belgrano. Si bien la recuperación puede que permita una mejora de la situación del empleo en negro, “posiblemente se vea acompañada de un nuevo retraso en los sueldos en comparación con los niveles de inflación”, concluyó el especialista. El mal clima de negocios también frena la recuperación El CEO de Arcor, Luis Pagani, se animó la semana pasada a decir lo que parte del empresariado expresa por lo bajo: que “la Argentina es un país que en lugar de premiar el éxito lo castiga”, que su imagen “da un poco de tristeza” y que “en Capital Federal reina la anarquía por los frecuentes cortes y piquetes que afectan la productividad”. Frenada la fuga de capitales, que en 28 meses acumuló acumuló US$ 46.150 millones, lo que definirá que la Argentina en 2010 se recupere a un ritmo del 3% o crezca vigorosamente al 6% será la evolución de la inversión, que se ubicó en un 20% del PBI, tres puntos por debajo del año pasado, un ratio similar al de 2005. En vez de volcarse a la inversión productiva, los analistas advierten que los fondos que antes se fugaban ahora se estarían dirigiendo al sector financiero y acusan al clima político de este fenómeno. Las causas que frenan las decisiones de inversión de los empresarios están vinculadas con cuestiones político-institucionales, como la inseguridad jurídica, el intervencionismo discrecional del Gobierno y la inestabilidad en las reglas de juego. ¿Pesará más el “viento de cola” o el mal “clima de negocios” en el crecimiento del año próximo? ¿Por qué en Venezuela o Bolivia reciben inversiones a pesar del clima político adverso?, les preguntó PERFIL cinco economistas. Según Manuel Solanet, de Infupa, hay “inversiones en capacidad productiva que no vienen por el mal clima de negocios y la persistente inseguridad jurídica y ya no tenemos capacidad productiva en exceso como en años pasados”. “En la inversión productiva, seguramente pesará más el mal clima de negocios”, consideró Aldo Abram, director del CIIMA, quien además enfatizó que “aún en los países africanos en guerra civil, los inversores pueden buscar nichos de alto riesgo pero potenciales elevadísimas ganancias. Sin embargo, estas inversiones son una porción ínfima de las carteras mundiales y no generan desarrollo”. Juan Luis Bour de FIEL consideró que “el mercado se dará cuenta de que se intensificarán las distorsiones que reducen la inversión”. Si bien el viento de cola y la política expansiva ayudarán a que el PBI en 2010 crezca al 4,5%, será en un escenario de baja inversión. Alfredo Gutiérrez Girault del IAEF sostuvo que tanto Venezuela como Bolivia son países ricos en energía y la inversión en ese sector, por su gran rentabilidad, lleva a que los inversores acepten correr mayores riesgos. En cambio, Jorge Todesca de Finsoport consideró que el mal clima de negocios influirá en nuevas inversiones, pero que, como la recesión generó capacidad no utilizada, a corto plazo no se sentirá.