E
l complejo termal de Villa Elisa impidió el ingreso gratuito al predio a una delegación de niños discapacitados –miembros de la Asociación de Padres y Amigos de Niños y Adolescentes Aminorados (Apana)– y a sus acompañantes por no contar, en ese momento, con el Certificado Nacional de Discapacidad. Por ese motivo, Apana radicará una denuncia ante el Inadi por considerar que fueron discriminados. En tanto, desde el complejo turístico defendieron su accionar al aclarar que la Ley Nacional de Discapacidad indica que para recibir cualquier beneficio, el interesado debe constar con el certificado correspondiente. Un grupo de padres y directivos de Apana narraron que los días 15 y 16 de octubre viajaron a Villa Elisa un total de 40 personas, de las cuales 13 eran chicos discapacitados, con sus respectivas madres y el resto eran docentes y directivos de la asociación. “Llegamos al mediodía y nos instalamos en un hotel y luego de almorzar nos fuimos para el complejo termal. Previamente habíamos averiguado telefónicamente”, indicó Cristina Ripari, directora de Apana. El problema, según su relato, surgió al momento de la llegada, en que le explicaron a la empleada de la cabina de ingreso que se trataba de una delegación de chicos especiales. Allí, la trabajadora les solicitó el certificado de discapacidad de los chicos. “El documento del que estamos hablando es un papel de grandes dimensiones y las mamás no creyeron necesario ni conveniente llevarlo al viaje”, explicó la directora. La empleada le confirmó que el valor de la entrada es de 30 pesos por persona y, luego de un tiempo de tratativas, la trabajadora accedió a no cobrarles a los chicos el ingreso, pero sí a sus madres. “El grupo con que viajamos son chicos que necesitan un guía, un acompañante, no pueden ni viajar ni ingresar a edificios públicos solos, o porque tienen problemas de motricidad, o porque su capacidad mental no se los permite. Y es por eso –añadió la mujer– que la ley indica que ante la necesidad de alguien que los cuide, el acompañante no debe pagar tampoco el ingreso, en este caso al complejo.” “A su vez –prosiguió en su relato–, había madres que tenían para pagar, pero otras comenzaron a juntar moneditas porque no llegaban. Es ahí cuando decidimos retirarnos del lugar”, señaló la titular de la asociación civil sin fines de lucro. Por su parte Patricia Martínez, mamá de Marisa sostuvo que el viaje fue programa desde principios de 2009 y aunque reconoce la falla de no haber llevado los papeles, reclamó que ningún encargado dio la cara ante el problema. “Los chicos ya estaban cambiados y cuando se enteraron de lo que estaba sucediendo empezaron a llorar, y las madres también porque vivimos un momento muy triste”, explicó Martínez. Y luego llamó a la reflexión: “Los chicos especiales no hablan pero tienen sentimientos, fue terrible cortarles la ilusión. Nosotros somos la única voz cantante de ellos y es por eso que hoy pedimos que esto no le suceda a nadie más”. María Luisa Fernández, mamá de Agustín explicó que esa misma tarde realizaron una queja en la Secretaría de Turismo local y ahora están reuniendo los papeles necesarios para realizar una denuncia ante el Inadi (Instituto Nacional contra la Discriminación la Xenofobia y el Racismo). Cambio de planes Ante el cambio de planes, el contingente se retiró del lugar y fueron a una granja recreativa. Y al día siguiente visitaron el parque acuático de la localidad de San José. “Allí nos recibieron con los brazos abiertos y nos trataron muy bien, los chicos vivieron una jornada espléndida. No pagaron ellos, ni sus mamás, sólo abonamos los docentes y el resto de los pasajeros”, explicó Ripari. “La Ley dice que deben presentar el certificado” Eliana Strancou, encargada del complejo termal dio su versión de los hechos a UNO. Indicó que “trabajamos con personas discapacitadas sin ningún problema, si poseen el certificado tenemos la normativa de no cobrarle. La Ley Nacional de Discapacidad indica que para cualquier beneficio deben presentarlo y es en ese documento donde se especifica si la persona debe moverse con un acompañante o no”, mencionó. Strancou relató que “esta gente de Paraná vino sin previo aviso. No nos consultaron ni siquiera unos días antes y cuando llegaron y nosotros quisimos explicarles nuestra postura, se enojaron mucho”. La encargada aseguró que “decidimos hacer una excepción por esta vez y que los 13 chicos discapacitados ingresen sin pagar, pero el resto del contingente si abone el costo de la entrada y entonces tomaron la decisión de irse”. Strancou comentó que cuando las personas llegan con el certificado, el mismo es analizado rigurosamente porque “no todas las personas discapacitadas pueden ingresar a piletas con determinadas características”, dijo y agregó que “es nuestra política de trabajo. Somos el único complejo con plataforma hidráulica para ingresar a la piscina y un bungalow habilitado (con sanitarios y puertas especiales) para personas especiales, pero no podemos manejarnos de esa forma porque nos tenemos que hacer cargo si a los chicos les pasa algo. Me sorprende de este grupo de docentes, no sé si fue la primera vez que salían o en otros complejos lo manejaron de otro modo”. Cuestionamientos y sensaciones de los padres La “mala predisposición” de la gente de Villa Elisa que acusan las madres y directivos de la asociación, la relacionan con “discriminación y no con falta de información, porque el complejo trabaja a nivel internacional y debe saber cuáles son los derechos de las personas con algún tipo de discapacidad. Ellos están ofreciendo un producto y tienen que reaccionar de una mejor manera, nosotros estamos convencidos que no tenían voluntad de dejar ingresar al grupo”, insistió Ripari. Miriam Álvarez, mamá de Andrés, destacó que el contingente recorrió los 300 kilómetros que unen la capital entrerriana con Villa Elisa, teniendo como uno de los principales atractivos el parque termal. “El agua termal es terapéutica, y acá hay chicos que tienen problemas motrices. Invitamos a la empleada a subir al colectivo para constatar lo que decíamos, pero no aceptó”, acotó la directora del establecimiento paranaense. Finalmente Fernández lamentó que como madres de chicos con capacidades diferentes “tenemos que luchar todos los días por nuestros hijos, y a eso se suman situaciones de discriminación. A veces se nos caen las lágrimas, porque vemos que nos miran raro”, reflexionó a modo de síntesis sobre la extraña situación que les tocó vivir días atrás. (Fuente: Diario Uno)