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esde el 29 de agosto de 2005 a la fecha transcurrieron 1516 días. Ese fue el momento en que el Grupo Petersen, que lidera el Ing. Enrique Eskenazi, desembarcó en Entre Ríos para hacerse cargo de la principal entidad crediticia y convertirse en el agente financiero de Entre Ríos. Podría decirse que este lapso comprende los dos mejores años de la recuperación económica luego de la devaluación de 2002, y los dos peores luego de la crisis financiera internacional que provocó la hecatombe financiera internacional a raíz de la burbuja de las hipotecas subprime de EE.UU. Este último drama tiene como aditamento local el prolongado conflicto entre el campo y el Gobierno nacional. En apariencias, este juego de marcados y abruptos opuestos no alteró el esquema de negocios que la entidad se planteó para la provincia, especialmente en su portfolio crediticio. Según un informe que brindó el banco, a manera de balance, los números se exhiben más que vigorosos, especialmente los vinculados al financiamiento de los actores de la provincia: personales, comercio, servicios, individuos y especialmente los sectores productivos. Y los números son contundentes: 4.118.369.147 pesos fueron otorgados entre 2005 y 2009 en la provincia. Poco menos que cuatro veces el Producto Bruto Geográfico entrerriano. El desagregado de esta cifra, que convoca al asombro en su primera describe 2.637.295.000 pesos en financiación a empresas; 764.642.000 pesos en préstamos personales y 716.432.147 pesos en tarjetas de crédito. En la entidad se dice que estos números reflejan la estrategia de las autoridades cuando asumieron el nuevo banco y que no era otra cosa que convertirse en una entidad de promoción de la producción. “Se definió inicialmente que la estrategia no fue otra que estar cerca de la producción en general y de los sectores y los productores en particular. Queríamos entrar capilarmente en cada una de las actividades con productos adecuados y competitivos. En virtud de eso se apuntó a los convenios de tasas bonificadas para la ganadería, avicultura, citricultura, con fondeo del banco y participación del Estado en la bonificación. Pero también esto incluyó a los servicios, el comercio y el transporte. Bajo el paraguas del banco fuimos abriendo productos para todos los sectores, incluido los individuos”, describió Miguel Pacher, el gerente de Banca Agro del Nuevo Bersa. Crisis y expectativa De los más de 2.600 millones que el banco volcó al sistema productivo, el detalle muestra que 562.833.000 pesos fueron para capital de trabajo y bienes de capital entre otros usos; 1.035.000.000 pesos se negociaron en valores (descuento de cheques) y el comercio exterior reflejó un movimiento de fondos desde la entidad que implicó 470.500.000 pesos. Cuando se le consultó al gerente acerca de la naturaleza de algunas herramientas y su inclusión en la categoría de desembolsos, Pacher describió que muchos clientes funcionan tomando, cancelando y volviendo a tomar, especialmente en valores diferidos, que es una forma en que los cheques se convierten a efectivos sin necesidad de esperar el vencimiento. “Muchas operaciones son revolving, es decir que se trata de liquidez inmediata. Esto tuvo alta participación en el sector comercio o en empresas, donde la rotación y el capital de giro se hace más necesario y es una herramienta de caja muy importante. En el sector agropecuario, por ejemplo, los ciclos son más largo y se prefieren otros instrumentos”, señaló el gerente de Banca Agro. Pacher reconoció que todo el sistema sintió el impacto de la crisis, no sólo de la demanda de dinero, sino también en la oferta de las entidades. Hubo cambios en cuanto a plazos y condiciones que se fueron adecuando a la realidad del mercado, pero “en las últimas semanas se advierte una tendencia a ir paulatinamente recuperando las condiciones que se tuvo antes de la crisis”. Esto hace que las expectativas sean altas, especialmente por las condiciones climáticas y las perspectivas que tienen los commodities: “Hay excelente proyección de lo que será la cosecha de trigo que le cambia el humor también a los que van a hacer la gruesa. Desde el banco ofrecemos líneas específicas para solventar los gastos de implantación de todos los cultivos -maíz, girasol, trigo, soja, arroz-. Para todos los tenemos calces con las fechas de vencimiento y otorgamiento, calzado al ciclo normal de la producción”, precisó Pacher. Sin embargo, dicen en el Nuevo Bersa, todavía no se advierte un movimiento en cuanto al cambio de maquinaria agrícola en Entre Ríos, que ya muestra una tenue recuperación en las otras provincias productivas. Una de las razones es que el parque de unidades es relativamente nuevo y se esperará de parte del chacarero algo más de confianza en el futuro para tomar la iniciativa. En este punto –dijo Pacher- se adecuaron un poco las tasas y el costo financiero, elongando también los plazos. Este proceso acompaña el movimiento del mercado que tiende a amesetar las tasas al ritmo de un dólar maniatado por la desvalorización mundial, lejos de una expectativa devaluatoria y las otroras tasas recalentadas. En este marco, el área comercial de la entidad entiende que “se advierte que hay una expectativa diferente de cara a 2010 en el sector primario en las próximas semanas, y el sector agroindustrial es dinámico y hay sectores como la avicultura –que siempre tiene proyectos para crecer y expandirse- pero siempre pero son a largo plazo o solventado con fondos propios”, indicó, destacando que el Nuevo Bersa “siempre acompañó a la producción, especialmente con préstamos para la implantación de granos, que siempre fue demandado. Cuando no tuvieron dónde recurrir los productores, en época de sequía, estuvimos junto a ellos”. Respecto a qué expectativa de colocación tiene el banco para la próxima siembra de gruesa, Pacher arriesgó que “esperamos colocar 70 millones en la gruesa. Por arriba de lo que fue la penetración del año pasado. Creemos que las muchas hectáreas que no se implantó de maíz se volcarán a la soja directamente. Es posible que lleguemos a 1.4 millones de hectáreas de soja en Entre Ríos”, concluyó el gerente. La soja abriría un nuevo escenario Con el clima que parece apiadarse de los productores entrerrianos, el trigo será muy bueno en esta campaña, pero el banco reconoce que –si bien puso a consideración de los productores una línea específica y directa- se vio poca demanda de asistencia financiera porque el suelo fue pobre en cuanto a la aplicación de tecnología y se sembró algo tarde a la espera de un perfil hídrico favorable. Sin embargo, ya se siente la demanda hacia el banco para la implantación de la nueva soja, y aquí es donde el gerente de Banca Agro cree que la colocación en la cosecha gruesa superará los 70 millones de pesos en Entre Ríos. “El banco va a sentir el impacto de dos buenas cosechas, porque estamos acompañando lo que será la expectativas de los productores. Y como sigue siendo el motor de la economía creemos que tendrá un impacto sobre los otros sectores y lentamente podremos ver una recuperación”. Asimismo deslizó que “esperemos que se vuelva a estimular a las inversiones, pero eso dependerá de la voluntad de los empresarios y productores. El banco tiene todo listo para apoyar y espera el rebote”, concluyó Pacher. Comercio exterior Finalmente, en lo que respecta a la financiación de las exportaciones predominó la avicultura, que es el tomador de este servicio por la naturaleza en un 60 % de la oferta del banco. “Detrás están los arroceros que toman esta línea por que están exportando. Ahí hay un calce con los ciclos de los productores, que es a contrafactura. Son a 180 días los calces, y cancelaciones se hacen con fondos genuinos del exterior”, se informó desde el BERSA.