A
lgo que se intuía ha quedado ahora científicamente demostrado: las mujeres lloran casi cuatro veces más que los hombres. Así se lee en un informe que acaba de publicar la Sociedad Alemana de Oftalmología, los especialistas por antonomasia en todo lo que tiene que ver con los ojos. En el estudio, los oftalmólogos llegan a la conclusión de que hasta la edad de 13 años, niños y niñas lloran más o menos con la misma asiduidad. Pero luego. la cosa cambia: los hombres derrochan lágrimas entre 6 y 17 veces por año, mientras que las mujeres los hacen nada menos que entre 30 y 64 veces. Y las féminas no lloran sólo más frecuentemente, sino también durante más tiempo: un promedio de unos seis minutos, mientras que los hombres no pasan de cuatro. Lágrimas y sollozos: drama y compasión Y cuanto lloran, sólo el seis por ciento de los hombres rompen en sollozos, mientras que en el caso de las mujeres, es el 65 por ciento. Esa diferencia tiene consecuencias: “los efectos de las lágrimas de mujer son más dramáticos y conmovedores”, dice Elisabeth Messmer, de la Clínica Oftalmológica de la Universidad Ludwig Maximilian de Múnich. Messmer analizó y sintetizó los resultados de varios estudios sobre el llanto, publicándolos en la revista especializada Der Ophthalmologe (tomo 106, p. 593). Con respecto a las razones, Messmer llega a la conclusión de que las mujeres lloran cuando creen tener demasiados defectos, se hallan ante conflictos de difícil solución o recuerdan tiempos pasados. A los hombres, por el contrario, lloran más por compasión, por ejemplo en el cine, o cuando la propia relación sentimental termina en fracaso. El llanto sigue siendo un enigma No obstante, el llanto emocional, a diferencia del llanto por dolor, continúa siendo un enigma para la ciencia, reconoce el profesor Christian Ohrloff, portavoz de la Sociedad Oftalmológica Alemana y director de la Clínica Oftalmológica de Fráncfort del Meno. El análisis de Messmer, sin embargo, ha logrado echar por tierra algunos prejuicios, como el de que el llanto lleva, a través de un efecto de catarsis, a la purificación interior. Si así fuera, dice la experta, la gente se tendría que sentir mejor después de llorar. Pero no es así, a menos que el motivo de las lágrimas haya desaparecido. Que el llanto distiende físicamente tampoco es cierto, agrega Messmer. Cuando lloran, las personas están complentamente tensas, desde el comienzo al fin. Ni ha podido constatarse la creencia de que a través de las lágrimas el cuerpo elimina toxinas.