P
ilar Carrasco, de 26 años, sufre la misma tortura cada mes. Primero siente escozor al orinar y después tiene la sensación de no poder vaciar bien la vejiga. Son los síntomas de una cistitis, una infección de orina concentrada en la vejiga. Carrasco pertenece al 30% de mujeres que pasa por alguno de estos episodios a lo largo de su vida, según la mayoría de los estudios internacionales. Algunas investigaciones estadounidenses elevan este porcentaje hasta el 50%. Además, tiene la mala suerte de formar parte del 20% que los sufre de forma recurrente. Los urólogos empiezan a considerar que el caso es anormal y repetido cuando la paciente presenta más de tres episodios anuales. Pilar Carrasco ha llegado a soportar hasta dos al mes durante tres años. La cistitis es mucho más frecuente entre las mujeres que entre los hombres. El urólogo Joan Palou, de la Fundación Puigvert, explica por qué: "La uretra es una vía de entrada de gérmenes y es mucho más corta en el aparato urinario femenino. Por esto, ellas son más proclives", afirma. Según Palou, las infecciones son más comunes al inicio de las relaciones sexuales y en ciertos periodos como el embarazo o la menopausia. Los cambios hormonales son muy perjudiciales para las mujeres en este sentido, ya que se produce una transformación en la composición de la flora vaginal, que la hace más sensible a la entrada de gérmenes. En los hombres, la probabilidad de sufrirla aumenta con la vejez, favorecida por los problemas de próstata. Los casos más difíciles de infecciones recurrentes suelen encontrarse en mujeres activas sexualmente y se deben a que el masaje que produce el coito en la uretra favorece el paso de gérmenes a la vejiga. El sistema defensivo de la mujer debería ser suficiente para evitar que las bacterias penetren, pero si algo falla o la flora vaginal no es resistente, la cistitis está asegurada. Luis Prieto, coordinador del grupo de urología de la Asociación Española de Urología, señala que los factores nutricionales "desempeñan un papel prioritario". Productos como los yogures refuerzan la flora vaginal. Los antibióticos acaban con las infecciones y destruyen sin discriminación las bacterias malas causantes del daño y también las buenas, que lo protegen. Su uso excesivo ha propiciado la búsqueda de fórmulas más naturales, y el arándano rojo americano se ha consolidado como el tratamiento preventivo más saludable. El urólogo y director del Instituto Urológico Madrileño, Juan Carlos Ruiz, fue el pionero en recetar arándano rojo a sus pacientes hace 15 años. No existían ni comprimidos ni sobres que se vendieran en farmacias, pero recomendaba el consumo de zumo diario, aproximadamente un cuarto de litro al día. Lo hizo impulsado por todas las investigaciones estadounidenses que aseguraban que esta fruta ácida conseguía disminuir los episodios de cistitis hasta en un 80% en los casos causados por la bacteria más común, la Escherichia coli (E. coli). Ruiz asegura que ha comprobado que en muchos casos funciona. "No acaba con el germen, pero evita que se quede en el organismo", cuenta. María de la Calle, de la Sociedad Española de Ginecología Fitoterapéutica, comparte esta opinión y explica de forma gráfica el funcionamiento del arándano: "La proteína de la fruta se adhiere a los pelos de la bacteria e impide que ésta a su vez se adhiera a las paredes de la vejiga". No todos los profesionales están seguros de que el arándano funcione. Prieto dice que sólo se ha probado científicamente la efectividad de los antibióticos. Asegura que las dosis que él recomienda de forma preventiva apenas presentan efectos secundarios. Consisten en una ingesta mínima nocturna o una poscoital. Pilar Carrasco se somete a este último tratamiento, pero no descarta combinarlo con el consumo de arándano, dado que no tiene efectos secundarios. "Ahora no tengo pareja, pero si la tuviera, supondría tomar antibióticos muy a menudo. Y eso no puede ser sano", apunta. El ginecólogo de la Asociación Española de Ginecología y Obstetricia, Gerardo Ventura Serrano, asegura que no hay investigaciones suficientes sobre los efectos del arándano y aconseja prestar más atención a los hábitos que pueden favorecer la aparición de cistitis. "Se ha generalizado, por ejemplo, la idea de que lavarse muy a menudo es sano, pero en realidad esto destruye la flora vaginal", explica. El debate sobre la efectividad del árandano centra la atención de ginecólogos y urólogos. Mientras se llega a una posición oficial, algunos optan ya por recetarlo ante la evidencia de algunas investigaciones y la ausencia de efectos secundarios. A Carrasco, el antibiótico le provoca la aparición de hongos vaginales y no consigue terminar el tratamiento para éstos porque antes llega la siguiente cistitis. Todo un círculo vicioso de medicamentos combinados con un ritual que sigue a rajatabla: Beber y orinar antes y después de cada relación sexual, la dosis de antibióticos poscoitales, una alimentación que excluye ciertos productos... Y aun así no ha conseguido librarse de una piedra en el riñón provocada por las continuas infecciones. "Crea mucha impotencia que nadie acierte con la causa que te provoca este horror", clama. Lo que no parece dividir a los expertos es la vacuna frente a la bacteria E. coli, la más común entre las que desencadenan la cistitis. Todavía se investiga en varios laboratorios de Estados Unidos y en algunas clínicas españolas, entre ellas la Fundación Puigvert, pero su descubrimiento puede acabar con el sufrimiento de muchas mujeres. Recomendaciones 1. Beber mucho líquido para eliminar las bacterias. 2. Orinar frecuentemente. 3. Tomar yogures y alimentos con probióticos (microorganismos vivos que mejoran las defensas). 4. Usar ropa interior de algodón. 5. Algunos médicos aconsejan cambiarse de bañador cuando esté mojado, pero las investigaciones no son concluyentes.