E

l barrio construido por el Instituto Autárquico de Planeamiento y Vivienda (IAPV) en las calles Tibiletti y Gobernador Parera de Paraná, fue noticia el año pasado, en agosto, cuando cinco familias ocuparon igual número de casas. La gente llegó argumentado haber abonado 10 mil pesos a una persona –que tendría estrechos vínculos con el Instituto-, quien les había prometido que por esa suma les iba a conseguir una casa. Eso decían por entonces los ocupantes. Ante el episodio, desde el IAPV, Gustavo Osuna –vocal del organismo- informaba que en el transcurso de julio había hecho dos presentaciones en la Justicia “solicitando la investigación de estafas por parte de delincuentes que estarían identificados”, según dijo a EL DIARIO en agosto de 2008. Luego se sumaron otros planteos judiciales del Instituto y durante unas semanas, parecía inminente la resolución respecto de la situación del barrio compuesto por 20 viviendas, ya casi listas para habitar. Sin embargo, el tema fue diluyéndose con el paso del tiempo. Así, transcurrió más de un año, hasta que hace unos quince días, por orden judicial, los habitantes debieron dejar las casas. Y lo hicieron sin oponer resistencia, se informó desde la Comisaría 3ª. En tanto, el IAPV no tiene novedades aún respecto de la investigación en torno de las denuncias sobre las presuntas transacciones ilegales, aseveró ayer Osuna. El grupo de las 20 casas aparenta, a la distancia, estar terminado. Sin embargo, ya un poco más cerca, el panorama es desalentador. Son pocas las ventanas que conservan los vidrios: la mayoría están rotos, traspasados por piedras o golpes violentos. Es más, hay algunas ventanas que sólo tienen los marcos –pues faltan los paños- y se observan puertas sólo entornadas. Así, el acceso parece fácil si no fuera por la existencia de un cerco y de una guardia policial permanente. La idea es evitar la posibilidad de nuevos intrusamientos, se explicó. También hay casas que perdieron partes fundamentales: por ejemplo, ya no tiene la mesada de cocina –parecen haber sido desprendidas- y faltan artefactos de baño. En cuanto a los sanitarios, el blanco en algunas viviendas ha sido todo: lavatorio, depósito e inodoro. En tanto, en la mayoría ha sido selectivo: el lavatorio, el depósito o el inodoro. De otras se han llevado parte del cielorraso y a muchas les faltan las puertas de la casilla del gas. En tanto se observó otro detalle: hay paredes en las que ya asoman grietas pese a que todavía los espacios no han sido estrenados. El yuyo crecido rodea las construcciones y casi no deja ver las veredas que surcan sectores del barrio. En cambio, otro es el panorama en las inmediaciones de las cinco casas que fueron ocupadas hasta hace unas semanas: el pasto está cortado, incluso todavía sobreviven algunas plantas de jardín, y el interior parece cuidado. Tanto es así que a una de las viviendas quedó con un piso prolijo, de cerámicos. El resto tiene piso de cemento. Osuna informó que faltaban “las terminaciones” de la obra cuando el barrio fue ocupado el año pasado. Dijo que, en ese momento, el plan de ejecución estaba en un 90 % y que la empresa constructora había empezado a registrar demoras antes de que llegaran los intrusos. En ese punto, aclaró que el barrio permanecía en manos de la firma, pues el IAPV recibe las edificaciones una vez que se extiende el final de obra. Para eso faltaba, reafirmó. Tras los sucesos, a las terminaciones pendientes se le sumaron ahora el deterioro y las sustracciones. Para hacer todo, el IAPV contrató recientemente a una empresa que empezará en estos días, dijo Osuna y estimó que la obra quedará lista a fin de año o principio del próximo. Las 20 casas ya fueron adjudicadas hace un par de años, apuntó el funcionario. Así las cosas, la espera viene siendo larga para esos titulares.(Fuente: El Diario)