T
odos coinciden en que decisiones tomadas en gestiones anteriores a la hora de desviar el arroyo La Ensenada, cerca de su desembocadura, generaron un intríngulis en la infraestructura provincial, que por estos días redunda en gran preocupación de los productores y arduas negociaciones para lograr avanzar en el dragado del Puerto privado de Diamante que hoy se encuentra inactivo. Y no es un tema menor, ya que si los pronósticos de los productores son acertados, podrían perder cerca de 6 millones de dólares por llevar la producción hasta el puerto de Rosario. Pero el tema es mucho más complejo, y su resolución intervienen variables tan lejanas entre sí como la capacidad exportable del país, el humor del ya mítico Guillermo Moreno, el volumen de arena que baja al canal desde los arroyos en días de lluvia y la voluntad de inversión del Estado y los privados. Sedimentos La empresa Cargill y el Estado provincial se dividen la dársena del puerto de Diamante, con la diferencia que el primero posee capacidad de acopio por cerca de 90.000 toneladas de granos –y el Estado nada- y que les compra a buena parte de los productores entrerrianos a unos 5 dólares menos que en Rosario, en un esquema que ha venido funcionando bien en los años de expansión de la capacidad agrícola de la provincia. El año pasado sucedieron dos hechos en apariencia contradictorios: por un lado la sequía casi no dejó superávit de granos para la exportación y el puerto tuvo poca actividad, y tanto el Estado como Cargill realizaron una importante inversión para dragar el canal de acceso, con una inversión que oscila en torno a los 2,5 dólares el metro cuadrado de espejo de agua. Pero las condiciones han cambiado en ambos sentidos. Por un lado se espera una importante cosecha de trigo en las próximas semanas, pero por otro las últimas lluvias hicieron que los sedimentos de la cuenca hídrica del departamento Diamante desciendan por los arroyos Ensenada y Las Arañas y se depositaran nuevamente en el canal, por lo que disminuyó la capacidad operativa del puerto de Cargill cayendo el encalado e impidiendo que ya no puedan ingresar los barcos Panamax, y sólo lo hacen las barcazas. Juan Carlos Favotti, administrador del puerto, asegura que su parte está operativa ya que una inversión de 1.080.000 millones permitió mantener los 25 pies y permitió escapar a los sedimentos que bajan por un arroyo que, cuentan, a mediados de los ´80 se desvió deliberadamente. En la empresa, en tanto y según fuentes confiables consultadas, aseguran que no están dispuestos a realizar todos los años la misma inversión para un problema que se genera fuera de su capacidad operativa y esperan una solución definitiva. Esta controversia técnica da lugar a un problema económico que afecta a la producción primaria entrerriana. Decisiones Como Cargill tiene varios puertos en el país –de hecho completa sus barcos con otras cargas aguas arriba del Paraná- prefiere no sacar la producción entrerriana con este problema de profundidad, lo que se ha convertido en una verdadera cuestión de Estado porque se mantienen por estos días reuniones en que intervienen legisladores, empresarios y funcionarios como Carlos Molina, el mencionado Favotti y hasta se le ha pedido una audiencia al gobernador (Sergio) Urribarri, a la que aún no se le ha puesto fecha. Todos presionan a la empresa para que realice el dragado que le corresponde de su parte para volver a hacer operativo el puerto diamantino. Es aquí donde aparece Guillermo Moreno. Como el mercado del trigo está virtualmente monitoreado por la Secretaría de Comercio Exterior y la Oncca, existe la autorización para realizar negocios externos y exportar, pero manteniendo el cupo del mercado interno cubierto y en caso de faltante se firmó el compromiso de automáticamente desviar trigo externo al mercado interior. Una especie de encaje productivo. Cómo Cargill no tiene certezas –como nadie- del precio del cereal para diciembre, ni el volumen de sus negocios, fuentes cercanas a las negociaciones aseguraron que espera que se disipen los nubarrones del negocio para saber cuál será su volumen exportable y porque –con justicia- no quieren hacer todos los años la misma inversión en el canal. Esto genera un inconveniente de mercado. Oscar Montero, vicepresidente de la Bolsa de Cereales y ex Secretario de Agricultura de esta gestión de Gobierno, quien lo graficó de la siguiente forma: “Cargill le compra a través del acopio al corredor y ese es su negocio. Para llegar hasta el muelle de Cargill tenés toda una parte que es provincial. Más o menos 27, 28 pies para que un barco cargue treinta mil toneladas. Vamos a ponerlo en blanco y negro, si esto no funciona, Cargill puede almacenar, llevar con barcazas hacia su fábrica, no meterse en el negocio del trigo que viene muy comprometido este año y ellos dejan en vida latente esta parte de su negocio en Entre Ríos. El puerto tiene un Hinterland, (zona de influencia) que abarca parte del departamento Diamante, parte del departamento Paraná, sube hacia el lado de La Paz, Villaguay. Esto representa 30 % de la producción de trigo, maíz y soja. No quiere decir que este porcentaje pase por Diamante. Lo que pasa es que el precio que fija puerto Diamante es precio referencial para todo el grano que se comercializa en la zona”. En términos financieros, el problema se materializa porque Diamante paga cinco dólares menos que Rosario, pero al no estar funcional, al productor le cuesta 15 dólares promedio llegar hasta Rosario. Si cierra el puerto diamantino, habrá que llevar el grano a Rosario, y lo que vale 100 se cobrará 85 dólares, es decir, unos 7 dólares promedio con lo que se paga en Diamante, y el que deja de ganar el productor, “deja de invertirlo en la provincia”, dice Montero. De acuerdo a las proyecciones, sin puerto, serán más de 6 millones de dólares lo que se pierden, mucho más que lo sale dragar el tramo de Cargill. Esto sin perjuicio del movimiento comercial que los 30 mil camiones generarán en la zona en combustible, alimentos y otros rubros. Montero definió el momento con prescindencia al afirmar que si se vuelve abrir la salida al mar se regenera una esquema que permite trabajar a la empresa privada y que genere mejor riqueza en el productor. “Como Bolsa de Cereales nuestra función es gestionar que el Estado cumpla con lo que tiene que cumplir, pero al mismo tiempo pedirle a la empresa un máximo esfuerzo porque venimos de una campaña muy mala. Así como ponemos ante el Estado el reclamo para que esté el puerto en condiciones, a la empresa le pedimos un máximo esfuerzo para concretar negocios, cosa que el trigo y la soja de Entre Ríos salgan al mundo”, sentenció. Fuentes confiables aseguraron que esta semana habrá novedades y podría llegar a Paraná Daniel Vázquez, el titular de Cargill en Rosario. Se estima que el trigo disponible a salir por Diamante son 200.000 toneladas, lo producido por unas 180 mil hectáreas. Las pérdidas para el productor, sólo en trigo, estarían cerca de los dos millones de dólares si debe salir por Rosario. (Fuente: El Diario)