A
unque no se definieron los plazos de implementación, la Argentina optó por la norma japonesa-brasileña para modernizar el sistema de transmisión de los canales de aire. Sus detractores recuerdan que el gobierno de Brasil no cumplió con sus promesas de producir decodificadores baratos, como los que aseguran otras normas. El Estado argentino, en cambio, asegura que la decisión “rompe el cerco de dependencia tecnológica”. Pero los industriales de Manaos se enteraron antes que la opinión pública de la Argentina de la opción tomada por la Presidenta. Abrazos y aplausos. Los mandatarios festejaron junto a Hiroya Masuda, enviado especial del primer ministro de Japón, la firma del contrato entre los países. La presidenta Cristina Kirchner y su par de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, anunciaron en Bariloche que la Argentina adoptará la norma japonesa-brasileña de televisión digital. De esta manera, se abren las puertas a un negocio que se estima facturará unos $ 3.500 millones en ventas de equipo a los canales de televisión y a los usuarios finales. La principal beneficiada será la industria brasileña, según se analiza en el sector. Kirchner coronó así una semana caliente en cuanto a novedades en el negocio convergente de los medios y las telecomunicaciones, luego de que la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia (CNDC) ordenara a los accionistas italianos de Telecom retirarse de la compañía, tras probar que Telefónica tiene control sobre la misma. El siguiente suceso de la semana fue el envío al Congreso del proyecto de ley de servicios de comunicación audiovisual que, de aprobarse, cambiará el mapa de los medios en la Argentina. Con el anuncio de la adopción de la norma japonesa-brasileña, se cerrarron 11 años de discusiones sobre qué estándar debía adoptar la Argentina. Existen tres normas básicas: americana, europea y japonesa. Brasil adoptó la última, pero la “tropicalizó”, para incorporar desarrollos propios y de esa manera asegurarse parte de la producción local de los decodificadores necesarios para que los televidentes puedan recibir las señales digitales en su televisor. En 1998, durante la presidencia de Carlos Menem, el gobierno argentino optó por la norma americana, denominada ATSC. Canal 13 (Grupo Clarín) compró equipos para comenzar las pruebas en 1999. El Boletín Oficial publicó la Resolución 171 de la Secretaría de Comunicaciones, que dejó sin efecto la adopción de la norma americana. También recomendó al Ministerio de Planificación la implemantación de la norma ISDB-T, es decir, la japonesa, versión brasileña. La norma japonesa fue adoptada con su variante en Brasil, Perú y la Argentina. Uruguay se decidió por la europea. En el mercado se estima que Ecuador, Bolivia y Venezuela también se inclinarán a la norma impulsada por la industria de Brasil. De esta manera, los respectivos gobiernos mostrarían independencia de los estándares europeo y americano. Los detractores de la norma adoptada por la Argentina recuerdan que para que los decodificadores que necesitarán los televisores analógicos para recibir las emisiones digitales tengan un precio accesible a la población, la norma debe tener economías de escala muy grandes. Afirman que el gobierno de Lula es cuestionado por no cumplir con su promesa de que esos decodificadores lleguen al mercado a precios por debajo de los US$ 100 la unidad. En Brasil se consiguen algunos de estos dispositivos por el equivalente a US$ 90, pero se los considera de baja calidad. Los de mayor salida cuestan unos 150 dólares. La decisión de la Argentina era casi cantada. La semana pasada, el diario Perfil había publicado una nota en la que se explicó que la Presidenta vio el primer partido del “fútbol gratis” en un celular con pantalla especial, basado en la tecnología japonesa de TV digital. El equipo es parte de una donación que Japón realizó a Canal 7, que desde hace más de seis meses realiza pruebas. La opción argentina, según la versión oficial, se basó en un estudio realizado por la Comisión Nacional de Comunicaciones y la Universidad de San Martín.