U
n menor de dos años ingresó el sábado al hospital Materno Infantil de Santa Elena tras recibir un disparo de arma de fuego. El proyectil quedó alojado en la parte posterior de la cabeza del niño y posteriormente, por la gravedad del caso fue derivado a Paraná. El chico ingresó ayer al nosocomio, acompañado por sus padres y según trascendió de fuentes policiales, presentaba un disparo de arma de fuego, cuyo proyectil quedó alojado en la parte posterior de la cabeza del niño. Debido a la gravedad de la herida, horas después fue derivado de inmediato al Hospital San Roque de la ciudad de Paraná, donde quedó internado en terapia intensiva. Según se pudo establecer, el niño se encontraba jugando con un viejo revólver matagatos, que había sido entregado por su madre para que jugara, y en esas circunstancias, el niño se disparó accidentalmente, informaron fuentes policiales. Las fuentes policiales clarificaron con algunos detalles lo ocurrido y según los datos brindados por el comisario Costa, jefe de la comisaría de Santa Elena, “todo comenzó cuando el abuelo del chico cortaba pastos con una motoguadaña en un baldío ubicado cerca de la casa de su familia, de apellido Villán, en el barrio Alborada, muy cerca de la Escuela 78. Es un baldío que pertenece a una señora que vive en la misma zona y siempre le da ese trabajo a este hombre, que fue quien encontró entre los pastos este viejo matagatos, algo que ya prácticamente ni se fabrica y que llevaba un único proyectil mucho mas chico que un calibre 22 pero casi del mismo diámetro de vaina”. Detalles Continuó: “Estaba totalmente herrumbrado y pegado por el óxido y creo que esta gente ni siquiera debe haber pensado que podría haber tenido una bala colocada, ya que el paso del tiempo a la intemperie lo había dejado prácticamente inutilizable”. Las versiones que se escucharon en los momentos de desesperación, cuando llevaron al chico al hospital de Santa Elena fueron que la hija del hombre que estaba cortando los pastos, al ver lo que había encontrado pensó en usarlo como juguete y le habría mencionado “se lo voy a llevar a Blas”, en alusión a su hijo de apenas dos años. Hubo versiones de que también junto al pequeño estaba su padre y habrían jugado por un buen rato con el vetusto y herrumbrado matagatos hasta que de repente se escuchó el estampido, lo que luego llevó a analizar que pegada con óxido dentro del caño tenía una bala colocada y en alguno de los movimientos entre juegos accionó el percutor. Hipótesis El último parte médico señalaba que el chico seguía en terapia intensiva, pero que podía respirar sin asistencia artificial, mientras tanto se esperaban también algunas pericias de Criminalística, para conocer si al momento del hecho el matagatos era empuñado por el chico o por su padre, aunque de igual manera, para el juez de la causa, los datos que se obtengan podrían ser no imprescindibles, ya que los progenitores habrían manifestado que nunca se imaginaron que ese elemento todo herrumbrado podía llegar a tener esa carga mortífera. (Fuente: El Diario)