E
l equipo del doctor Jason R. Richardson, de la Escuela de Medicina Robert Wood Johnson, en Nueva Jersey, halló que los pacientes con Parkinson eran más propensos a tener niveles detectables de beta-hexaclorociclohexano (beta-HCH) en sangre, y también más altos en promedio, que las personas sanas o con Alzheimer. La primera evidencia que sugirió la existencia de la asociación entre los pesticidas y la enfermedad cerebral degenerativa Parkinson apareció en la década de 1990, pero el nuevo estudio es el primero que apunta a una sustancia en especial, precisó Richardson a Reuters Health. El beta-HCH pertenece a una clase de pesticidas llamados organoclorados, que se prohibieron en Estados Unidos en los 70, pero duran décadas en el ambiente y en el organismo humano. El equipo de Richardson analizó los niveles de 16 de esos pesticidas en muestras sanguíneas de 50 personas con Parkinson, 43 personas saludables y 20 pacientes con Alzheimer. Casi tres cuartos de los pacientes con Parkinson tenían niveles detectables de beta-HCH en sangre, a diferencia del 40 por ciento del grupo de control y del 30 por ciento de la cohorte con Alzheimer. Las personas con Parkinson tenían también un nivel en sangre del pesticida significativamente más alto que las personas sanas o con Alzheimer. Y cuando el equipo dividió a los participantes en cuatro grupos, según los niveles de beta-HCH en sangre, en el cuarto superior sólo había pacientes con Parkinson. Si bien la genética influye en el riesgo que tiene una persona de desarrollar Parkinson, los genes conocidos explican apenas el 10 por ciento de los casos de la enfermedad, lo que para Richardson sugiere que habría algún tipo de factores ambientales involucrados. Un estudio reciente halló una relación "pequeña, pero significativa" entre los niveles de beta-HCH y el Parkinson en residentes de las Islas Feroe que estarían expuestos diariamente a niveles altos de pesticidas organoclorados a través de la alimentación con grasa de ballena y pescado, señaló el equipo. Para los autores, estos resultados sugieren que analizar los niveles de beta-HCH sería una forma de identificar a las personas con alto riesgo de desarrollar Parkinson. Esas personas podrían recibir fármacos para proteger las células cerebrales. "Aún no contamos con sistemas de detección temprana. Cuando un paciente llega al médico, ya existe mucho daño y no queda mucho por proteger", dijo Richardson.