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esulta ser que Cintia Mariel R., de 31 años, no podía salir de su asombro y de su estupor, cuando despertó este miércoles en una habitación del Hotel Bristol, en Paraná y notar que quien había pasado la noche con ella ya no estaba a su lado. Pero tampoco estaban a su lado su cámara fotográfica –con la que esperaba llevarse recuerdos de una recorrida romántica por la capital provincial, que se le había prometido- y faltaba su teléfono celular y 500 pesos que trajo para desenvolverse un par de días y luego comprar el pasaje de retorno a su ciudad natal. Por cierto que junto a los uniformados tuvo que explicar la situación cuando en la conserjería del hotel se interrogaban por el abono de la estadía y posteriormente, con el corazón roto, trasladarse a la comisaría segunda para efectuar la pertinente denuncia de lo que le había ocurrido. De acuerdo a lo narrado, la relación entre ella y un hombre joven de esta capital, nació hace aproximadamente unos seis meses “chateando” por computadora y los diarios contactos condujeron a un enamoramiento “virtual” que tenía como objetivo el encuentro cara a cara, el que finalmente se produjo hace un par de días. Fue así que Cintia logró conocer a su galán y sin perder tiempo, se alojaron en el hotel ubicado en las proximidades de la terminal de ómnibus de la capital entrerriana, donde finalmente dejaron de lado el teclado de la computadora y le dieron un fogoso corolario a la intriga de tantos meses de mensajes vía internet. Finalmente, el cansancio venció a la “Julieta” de esta historia de amor, la que despertó inquieta, pensando que su “Romeo” había salido a la mañana con la intención de sorprenderla con el desayuno. Pero luego se daría cuenta –ya cansada de esperar- que su “internauta” había saltado por el balcón para no volver e instantáneamente todas las estrellas que le prometió se cayeron de su “ciberespacio”. Finalmente, la muchacha debió esperar en sede policial hasta que logró comunicarse con integrantes de su familia y de tarde sus padres llegaron hasta Paraná, para acompañarla en el viaje de regreso, luego de esta frustrada historia de amor. Respecto al supuesto “galán”, ella manifestó conocerlo como un tal Jesús Martín, que se domicilia en barrio Paraná XVI e incluso –muy despechada- aportó otros datos que podrían ayudar a ubicarlo.