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as identificaciones fueron posibles gracias a las muestras de sangre que voluntariamente se les tomó a familiares de desaparecidos a través de un convenio firmado hace dos años por el EAAF, la Secretaría de Derechos Humanos y el Ministerio de Salud de la Nación, y también gracias a la Iniciativa Latinoamericana para la Identificación de Desaparecidos (ILID), financiada por el gobierno estadounidense. Tanto los antropólogos como la Secretaría de Derechos Humanos se negaron a informar los nombres de las personas cuyos restos fueron identificados. Sus familiares ya fueron notificados, como así también la Justicia. Sí se pudo saber, en cambio, que una de las víctimas se corresponde con un caso investigado en Santa Fe, otras dos con causas judiciales de La Plata y el resto (39) con expedientes tramitados en la Capital Federal. Los análisis genéticos fueron realizados en los laboratorios del Bode Technology Group, de la ciudad de Lorton, Virginia, en los Estados Unidos. Los restos corresponden a 598 cuerpos y fueron hallados en distintos cementerios de todo el país, donde figuraban como NN, a lo largo de los últimos años. No se trata de hallazgos nuevos, aclararon fuentes de la investigación de los restos. El trabajo de los antropólogos se basa en la decisión que tomó la Cámara Federal porteña en 1998 de investigar el destino de los desaparecidos, cuando las causas penales estaban cerradas por las leyes de obediencia debida y punto final, hoy anuladas. El convenio del EAAF con el Gobierno nacional permitió reunir tres mil muestras de sangre de familiares de desaparecidos, lo que se sumó a otras 2.700 que los antropólogos ya tenían en su poder. Los antropólogos trabajan en nuevas comparaciones e invitaron a más familiares para que aporten sus muestras de sangre. (Fuente: Clarín)