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l virus A (H1N1) ya circula en el país y día a día se multiplica el número de casos. Ante el alerta por la rapidez de su propagación. Ocho prestigiosos especialistas en gripe –Guillermo Benchetrit, Pablo Bonvehí, Héctor Laplumé, Horacio López, Fernando Polack, Vilma Savy, Daniel Stamboulian y Hebe Vázquez– responden cuatro interrogantes claves de la nueva influenza. Baja mortalidad Todos los expertos coincidieron en que se trata de un virus nuevo del que se desconoce su comportamiento, pero aclararon que presenta una baja mortalidad. Y la mayoría coincidió en que el nivel 5 de alerta de la OMS está justificado porque permite que los países tomen medidas para evitar su propagación. Aunque con opiniones dispares, los especialistas dijeron que la gripe A (H1N1) debe causar la misma preocupación que la influenza estacional. —¿La gripe A (H1N1) llegó al país para quedarse o será posible contenerla y que los casos confirmados hasta ahora sean una anécdota? DANIEL STAMBOULIAN:Al igual que con los terremotos, nunca se puede predecir qué va a ocurrir con un virus nuevo cuando se introduce en la población. En 1976 hubo un brote de gripe porcina en Nueva Jersey, EE.UU., que se autolimitó. La gripe aviar H5N1, que en 2003 se extendió en Europa, también se autolimitó y no llegó a ser una pandemia. Lo importante es saber que el A (H1N1) tiene un comportamiento benigno, similiar al de la gripe estacional. Por lo general, la influenza común afecta del 5% al 10% de la población. Cuando viene un virus nuevo y llega a producir una pandemia puede afectar al 30% o 40%. En estos momentos, no da la impresión de que este virus afecte a un porcentaje elevado de gente, como ocurre con los virus pandémicos. FERNANDO POLACK: Es muy probable que la gripe A (H1N1) persista en la Argentina, ya que comúnmente las nuevas cepas de gripe desplazan parte de los casos ocurridos por las preexistentes. Sin embargo, eso no debe ser necesariamente motivo de alarma, ya que no hay hoy evidencia clara de que la gripe porcina sea más virulenta que la común. Todos los años la influenza estacional causa la muerte de entre 250 mil y 500 mil personas en el mundo y no tenemos titulares en todos los medios de comunicación hablando de ello. HECTOR LAPLUME: Nuestro país pertenece al mundo y no estamos en otro planeta, así que lo ocurrido en otros países ocurrirá aquí. Cuando empiezan a confirmarse casos, quiere decir que el virus ya puede circular en la comunidad y esto es lo que ha pasado en los últimos días con los casos en los colegios. VILMA SAVY: Es muy difícil contener la diseminación de un virus que se propaga por vía aérea (aerosoles y gotitas pequeñas de saliva). Lo más probable es que afecte a todo el país. —¿Hay que preocuparse más por el nuevo virus que por el de la gripe estacional? HORACIO LOPEZ: Sí, porque este virus es una mezcla de tres componentes, con dos linajes. Genéticamente tiene un componente humano; uno, aviar y otro, porcino. El componete porcino, a su vez, tiene origen euroasiático y otro, norteamericano. Esto lo puede hacer más inestable que el virus de la influenza estacional, que es un virus genéticamente humano. Por esa razón, teóricamente es un virus que presenta mayor facilidad de mutar. Hasta ahora, demostró una rápida diseminación, no ha respetado regiones ni tampoco períodos estacionales. En cambio, el virus de la gripe estacional comienza en general en una región del hemisferio y en una estación particular. Tampoco conocemos cuál será la virulencia de la gripe estacional. Queda claro que todas las personas que integran los grupos de riesgo tienen que administrarse la vacuna de la gripe que recomendó la OMS. PABLO BONVEHI: La preocupación actual está dada por distintos hechos. En primer lugar, se trata de un virus muy diferente a los que han circulado hasta ahora, motivo por el cual la mayoría de la población no tiene defensas, sobre todo los niños y los adultos jóvenes. Existen algunos datos que muestran que los adultos mayores, posiblemente por infecciones del pasado producidas por algún virus parecido a éste, tienen algún grado de protección mayor que la población más jóven. En segundo lugar, al haber una mayor proporción de gente que puede ser infectada, uno debería esperar un mayor número de casos que con la gripe habitual y, por lo tanto, un mayor número de hospitalización y, también, mayor mortalidad. En tercer lugar, no sabemos si este nuevo virus va a pasar a dominar la situación y a predominar o si el virus de la gripe estacional va a seguir circulando. La información que tenemos es que posiblemente haya casos de los dos tipos de virus y, en principio, habría que prestarles atención a ambas situaciones. HEBE VAZQUEZ: La respuesta es no. El estudio del comportamiento de este nuevo virus indica que la mortalidad es menor al 1%. Mucho menos que lo que produce habitualmente la influenza común. Hay que tener en cuenta que cada año la gripe estacional produce un millón y medio de casos en la Argentina, con 4 mil muertes. La mayoría de las complicaciones se produce en pacientes de riesgo que no se dieron la vacuna antigripal. SAVY: La gripe estacional debe preocuparnos porque puede llegar a ser una infección grave en grupos de personas que tienen algún riesgo, pero no tenemos este concepto incorporado. El A (H1N1) debe preocuparnos porque es nuevo y, por ende, tiene muchas características que desconocemos. POLACK: La respuesta más lógica es no. Pero siempre es más cómodo manejarse con un malo conocido que con un bueno por conocer. Y al no conocer totalmente el comportamiento de un virus nuevo, las autoridades sanitarias en el mundo están siendo extremadamente cautelosas. Sin embargo, hoy no hay indicios de que este virus sea peor que los típicos de la gripe estacional, ni ningún dato que sugiera que el H1N1 se vaya a combinar con otro para volverse más virulento. De hecho, si bien esto es teóricamente posible, no es en absoluto frecuente. Nadie puede predecir el futuro, pero es irresponsable arriesgar pronósticos apocalípticos sin datos que lo justifiquen. Lamentablemente, sigue faltando información sobre lo que sucedió en México. STAMBOULIAN: En general, cuando hay un virus nuevo, uno está más preocupado porque no sabe cuál va a ser finalmente su comportamiento. La vigilancia epidemiológica indica que es un virus benigno y leve en todos los países en donde se ha manifestado. Los casos severos que hubo incialmente en México fueron más por sobreinfección y por complicaciones posteriores que por el mismo virus. La tasa de mortalidad del A (H1N1) es menor a uno en mil, similar a la de la gripe estacional. —¿Es justificado que siga en 5 el nivel de alerta de la OMS, teniendo en cuenta que el nuevo virus no es tan letal como se creyó en un primer momento? GUILLERMO BENCHETRIT: Sí, los niveles de alerta no están relacionados al grado de letalidad sino a la diseminación del virus. Se utilizan para decidir la implementación de medidas destinadas a reducir el impacto global de la pandemia. VAZQUEZ: Esta calificación de la OMS puede generar intranquilidad, incertidumbre y la toma de conductas desordenadas en la mayoría de las personas si se desconoce su verdadero significado. En verdad, sólo quiere decir que ha aparecido un virus nuevo, distinto; que encuentra a la gente sin protección (sin anticuerpos por no haber estado previamente en contacto con el mismo) y que se está diseminando por distintos lugares sin adquirir, todavía, la magnitud que le otorgaría la categoría de pandemia. La fase 5, entonces, es una alerta y lo positivo es que permite que los distintos países del mundo tomen las medidas necesarias para controlar la propagación de la enfermedad y tratar adecuadamente los casos, además de disminuir al máximo los costos económicos que la enfermedad pueda ocasionar debido al ausentismo laboral. POLACK: Creo que ésta es una prerrogativa de la OMS que refleja una actitud conservadora frente al problema y se debe a la realidad de que el virus cumple con la definición de categoría 5. Curiosamente hoy, los Estados Unidos están más tranquilos que nosotros. De hecho, con más de 7 mil casos han decidido dejar de contarlos. BONVEHI: El nivel 5 de pandemia se estableció en función de la circulación de un nuevo subtipo de virus que hasta ese momento no existía y que estaba produciendo transmisión interhumana sostenida en una de las áreas geográficas de la OMS. A esto hay que agregar que el primer país afectado mostró un número de muertos elevado en personas jóvenes y sanas, con lo cual se mantuvo el nivel de alerta. Considero que ahora hay que dejar pasar un poco más de tiempo para tener más clara la situación antes de producir un cambio en los niveles de pandemia. —¿Qué sucede si una persona se contagia el nuevo virus, lo confunde con una gripe estacional y no recibe el oseltamivir? LAPLUME: No necesariamente quien contraiga el nuevo virus deberá recibir oseltamivir. Fundamentalmente, está indicado, como en la gripe estacional, para las personas con un determinado riesgo, como por ejemplo estar inmunodeprimido o padecer alguna enfermedad crónica cardiopulmonar o pulmonar. BONVEHI: El oseltamivir se está dando en este momento a todos los casos sospechosos como medida para tratar de contener la diseminación de la enfermedad. Es un medicamento que ha demostrado que si es administrado durante las primeras 48 horas, disminuye el tiempo de evolución de la infección, la necesidad de consultas posteriores y otras medidas de impacto como el más rápido regreso a la actividad laboral y las complicaciones bacterianas. Sin embargo, es posible que si en algún caso no se administra oseltamivir y, sobre todo, si el paciente no pertenece a los grupos de mayor riesgo de complicaciones, esto no tenga mayores consecuencias. En la actualidad, en los Estados Unidos el tratamiento con los antivirales no se está administrando a todos los casos de influenza por este nuevo virus, sino a aquellos pacientes que tienen alguna enfermedad de base que los haga mas susceptibles a complicaciones como enfermedades cardíacas o pulmonares crónicas, diabetes e inmunodepresión. BENCHETRIT: La mayoría de los cuadros producidos por este nuevo virus son parecidos a los de la gripe estacional (fiebre alta, dolores musculares, decaimiento), siendo autolimitados, con curación sin secuelas. La medicación es importante en casos graves y está indicada sin importar qué tipo de virus de gripe sea. La finalidad de la medicación para el A (H1N1) es tratar al enfermo, pero fundamentalmente reducir la diseminación. LOPEZ: Como hasta ahora la mayoría de los casos son leves, si uno tiene gripe A (H1N1) y no toma oseltamivir, no pasa nada. En EE.UU., estos pacientes se arreglan con paracetamol y reposo. El tratamiento y la profilaxis que indica la OMS se hace para tratar de contener la diseminación del virus. Los antivirales son más útiles en los casos severos. En el futuro habrá que plantearse si ante un stock de medicamentos que no es elástico, es racional seguir administrándolos en los casos leves. (Fuente: Diario Perfil)