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Ser novios no es motivo para despedir a nadie", asegura Roberto Ochart, de 31 años, que en 2004 fue echado junto a su novia, Georgina Galdamez, de 26, por el sólo hecho de estar en pareja. Entonces, la empresa argumentó que había razones para despedirlos y por lo tanto no les correspondía la indemnización. Sin embargo, la Justicia de la localidad cordobesa de Río Tercero resolvió que la empresa CET, propietaria del casino de la ciudad de Embalse, en el Valle de Calamuchita, debe pagar la indemnización los dos trabajadores. El fallo se dio a conocer hace dos semanas y dictaminó que la firma empleadora había cometido “un ejercicio abusivo” del derecho a la cesantía y deberá indemnizar a la pareja por “daño moral”. Según la sentencia, la pareja fue víctima de “un trato discriminatorio, al ser presionados para que alguno renunciara porque no debía existir ningún vínculo entre los empleados”. Roberto y Georgina se conocieron en 2003 durante la capacitación para trabajar en la sala de los tragamonedas del casino del Valle de Calamuchita y sólo se cruzaban en los cambios de turno. “La empresa sabía que éramos novios, nunca lo ocultamos. La primera decisión que tomaron fue ponernos en turnos separados. Pero a los pocos meses, Jorge Salazar, uno de los jefes operativos, se acercó a mi mujer y en tono amenazante le dijo que para la empresa ‘ser novios era igual a robar’ y que algunos de los dos debería renunciar o nos echaban a ambos”, explica Roberto, desde su casa en Calamuchita, y agrega: “Las presiones continuaron por tres meses, hasta que un día nos llegaron los telegramas”. Los ex compañeros de trabajo de la pareja aseguran que su conducta en el casino era intachable. “Al trabajo íbamos a trabajar y nada más. Cuando me vino a amenazar el jefe de Operaciones, la sensación fue horrible, una sensación de impotencia, me puse a llorar. Quedarnos sin laburo fue un baldazo de agua fría porque en Calamuchita no hay muchas ofertas de trabajo y nos dio mucha bronca porque sólo se trató de un capricho de la empresa, la tuvimos que remar mucho”, señala Georgina. Actualmente, la pareja tiene un bebé de cinco meses y si bien a Roberto le costó obtener empleo, pudo conseguirlo en una fábrica de hielo, pero Georgina aún sigue desocupada y la situación económica de la familia se complicó notablemente. La pareja decidió demandar a la empresa por despido injustificado y discriminación reclamando la suma de 15 mil pesos para cada uno por el daño moral. Finalmente se impuso el pago de 10 mil. En el fallo de la Cámara del Trabajo de los Tribunales de Río Tercero, consta que la empresa “negó todas las afirmaciones contenidas en la demanda” y rechazó “enfáticamente que los despidos se hayan fundado en causas referentes a la relación afectiva o aparente convivencia, o a cualquier otro acto discriminatorio”. CET apuntó que no tiene “ninguna norma expresa que impida vínculos entre empleados” y aunque los despidos fueron notificados sin causa, representantes de la empresa citaron que “en realidad había bajo rendimiento” de ambos empleados. El matrimonio también manifiesta que la situación se repite en varios casinos de Villa Carlos Paz y Río Cuarto, pero que en todos los casos alguno de la pareja termina renunciando para que el otro conserve su puesto de trabajo. Actualmente Roberto y Georgina esperan conocer el resultado de la apelación que la empresa hará esta semana. CET es dueña de la concesión de todas las máquinas tragamonedas de todos los casinos de la provincia de Córdoba. (Fuente: Diario Crítica)