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i bien en las horas sucesivas, comenzó una leve recuperación en su caudal, finalmente este mioércolescomenzó nuevamente la bajante llegando a los 0,48 metros en La Histórica. Con las bocas de las tomas de agua a punto de quedar al descubierto, el sistema de provisión de agua potable de la ciudad se encuentra desde hace varios días en alerta máxima y con controles permanentes sobre el estado de los registros en la boca del canal de acceso al Puerto, lugar donde está ubicada la captación principal para la planta potabilizadora que abastece a toda la ciudad. Desde Prefectura Naval han remarcado la necesidad de extremar las medidas de precaución en la navegación ante la falta de profundidad en muchos espacios normalmente fáciles de pasar. Sin embargo, la escasez de caudal ha dejado elementos que se encontraban hundidos a distancias de riesgo para las embarcaciones. Las naturalmente amplísimas playas de Banco Pelay o Paso Vera hoy se han extendido hasta puntos muy pocas veces vistos, y la costa uruguaya también se ve descubierta ofreciendo un panorama distinto a los característicos montes y frondosa vegetación que habitualmente presenta. Las causas y los riesgos La falta casi total de lluvias a lo largo de toda la cuenca del Uruguay ha motivado esta situación, cuyo antecedente más cercano es de los tiempos de la inauguración de la represa de Salto Grande, cuando el lógico cambio en el caudal motivó una bajante pronunciada. Sin embargo, el mayor riesgo con implicancias directas sobre la población se presenta con el suministro de agua potable. Si bien la ciudad de Concepción del Uruguay no está directamente sobre el río, sino sobre el riacho Itapé, a pocos metros del cauce principal, todo el sistema de captación de la toma de agua cruza ese riacho por abajo y está emplazado sobre el río Uruguay. El sistema de cañerías y bombas ha sido reemplazado recientemente, y se han instalado equipos redundantes para asegurar el suministro en caso de fallos en alguno de los equipos principales, sin embargo ninguno puede dejar de funcionar de forma permanente, y todos necesitan de una altura mínima del río para poder funcionar. De continuar la bajante las bocas podrían quedar al aire libre y aspirar en vacío, lo que ocasionaría una rotura que, además de cuantiosa en los costos, podría dejar sin agua a los 80.000 habitantes de la ciudad hasta tanto se hagan las reparaciones. Personal de Obras Sanitarias de la ciudad están abocados en las últimas horas al control permanente del estado del río y la situación de las bombas para garantizar la provisión a la demanda de la planta potabilizadora. Cuidados El jefe de la Prefectura de Puerto, prefecto Walter Rosende, indicó que es importante que el navegante y su gente disfrute su navegación, y para esto debe contar con los elementos primordiales y obligatorios que hacen a su seguridad y de los que lo acompañen. Las circunstancias especiales por las que atraviesa el río requiere que “cada navegante tome conciencia de la situación y adopte medidas preventivas a la hora de zarpar, permitiendo un flujo seguro de las embarcaciones”, señalan desde Prefectura. Por esta razón esa institución comenzó con una serie de diligencias que apuntan a la prevención, tratando de evitar que puedan ocurrir incidentes y poner en peligro no sólo la embarcación, sino además la vida de las personas. Los puntos recomendados por Prefectura apuntan a la verificación de la documentación personal, de acompañantes, y de la embarcación. También se pide que se constate que los elementos de seguridad exigidos se encuentren a bordo de su embarcación, de fácil acceso a los tripulantes a fin de ser usados en caso de emergencia. De igual manera piden que siempre se solicite el pronóstico meteorológico actualizado antes de zarpar, a fin de que en caso de emergencia, se sepa lo que puede suceder. En Gualeguaychú A pocos metros de la salida del puerto en el Río Gualeguaychú y frente al club Yacaré, se observó la primera consecuencia de esta bajante: la isla Martín Chico estaba completamente descubierta. Una combinación de piedras y arbustos afloraban sobre las aguas del río, que generalmente cubren esta sedimentación y genera peligro para las embarcaciones que desconocen la zona. Raúl Almeida, propietario de una embarcación que realiza paseos turísticos por los ríos Gualeguaychú y Uruguay, fue la persona encargada de mostrar las consecuencias de la bajante y de señalar los objetos que reaparecen cada vez que el agua cede niveles. Casi enfrente al puesto de Prefectura de Gualeguaychú, en la zona de Puerto Boca, Almeida mostró los restos de una barcaza de madera hundida hace muchos años, en la cual eran trasladadas las piedras utilizadas para construir la escollera en el año 1904. Esta embarcación generalmente se encuentra tapada de agua y sólo se divisa una pequeña parte de la proa. Esta escollera de piedra fue confeccionada por los presos de la época y su función se basa en que el Río Uruguay no tire sedimentos sobre el canal de salida del Río Gualeguaychú. A principios de siglo pasado, “cuando el río estaba medianamente bajo, era imposible salir con embarcaciones y para aquella época era fundamental la navegación. Por ese motivo se hicieron estos espigones de piedra que tienen tres kilómetros de largo, que nacen en la costa y se meten hacia el Río Uruguay, a ambos lados del canal”- explicó el guía sobre la escollera que se encuentra totalmente a la vista. Ya a la altura del kilómetro 94 del Río Uruguay, en la zona donde tiene entre seis y siete kilómetros de ancho, se visualizan los bancos de arena que afloran como una consecuencia más de esta bajante. Luego de explicar cuáles podrían ser las causas de este fenómeno, Almeida dijo que en esta zona no se nota tanto este suceso porque “estamos al final de la Cuenca del Río Uruguay, estamos nivelados por el Río de la Plata, pero los que más sufren esta bajante es el norte de la provincia, sobre todo el Paraná que tiene más pendiente, mas caída que la Cuenca del Uruguay”. “Uno que anda en el río ve que está muy quieto, al no haber lluvias el río no corre, ya de por sí el hecho de las represas, en el caso de Salto Grande, le ha sacado esa corriente natural”- opinó Almeida, y agregó: “que el río esté tan bajo y con poca corriente afecta”. Sin agua no hay pescado Héctor Mansilla, uno de los lugareños consultados, y que vive de la pesca artesanal desde el año 70, comentó que es la primera vez que vive una bajante de estas características, “yo nunca había visto que el río estuviera a dos centímetros”- dijo. El hombre afirmó que no está pasando por su mejor momento comercial, “no se pesca nada, si no hay agua no hay pescado” y agregó que en estos momentos “hay que usar toda la astucia para seguir pescando”. Este veterano conocedor de las aguas del Uruguay, aseguró que esta bajante va a durar mucho tiempo. “El Uruguay hace como tres o cuatro años que está en el mismo nivel, está entre un metro y 50 centímetros. Si Salto Grande no manda agua acá se seca todo, la pesca se va terminando”. (Fuente: Diario UNo y El Día de Gualeguaychú)