T
odos saben que en Entre Ríos la sequía fue devastadora, pero recién cuando se conocen las cifras concretas se tiene una real magnitud del impacto de la falta de lluvias en la última campaña agrícola. Las pérdidas en la producción de maíz, un cultivo caro de hacer —razón por la cual es necesario obtener muy buenos rendimientos para recuperar la inversión—, son enormes. La situación de quebranto de los productores, entonces, es innegable. En nuestra provincia se sembraron 152.097 hectáreas con maíz y apenas se lograron producir 212.069 toneladas, según señala un informe del Sistema de Información de la Bolsa de Cereales de Entre Ríos. Si se calcula el rendimiento sobre la base del área implantada, subraya el trabajo, “se obtiene un rinde promedio provincial de 1.394 kg/ha”. Análisis La sequía que se instaló en la provincia durante los meses estivales ocasionó que un gran número de hectáreas, que habían sido planeadas para cosecha de granos, haya sido redestinado a forraje, ya sea como silo planta entera, rollos o pastoreo directo, superficie que abarcó el 43,67% del área total, precisa la Bolsa. Si se analizan los gastos del productor en esta campaña, se concluye que “para el recupero del monto invertido en agosto-setiembre de 2008, era necesario obtener rendimientos promedios de aproximadamente 5.500 kg/ha en campo propio, y 7.000 kg/ha en campo arrendado”. Es decir, en ambas situaciones, “el productor que apostó por la siembra de maíz, finalizó su cosecha con una pérdida por hectárea de 4.106 kg/ha (costo sin arriendo) y 5.606 kg/ha (costo con arriendo)”. Pérdidas “La cosecha de maíz aporta a la provincia sólo 212.069 toneladas. La pérdida económica es realmente importante, ya que para la implantación del cereal los productores gastaron $ 281.857.187 y recuperaron al momento de la cosecha $ 80.586.220, lo cual indica una pérdida de $ 201.270.967”. Este cálculo, aclaran los técnicos del Siber, “se realizó teniendo en cuenta que en el 70% de la superficie se paga arrendamiento, el cual se estimó en 8 qq/ha de soja”, mientras “en las 67.627 hectáreas perdidas se calculó sólo el costo de implantación”. “A las restantes se le agregó gastos de comercialización y cosecha y para el calculo de recupero se tomó el precio pizarra Rosario del 6 de mayo de 2008”. La campaña La época óptima de siembra de maíz en Entre Ríos, recuerdan los técnicos de la Bolsa, se ubica en septiembre, mientras el período “crítico” del cultivo es en diciembre, durante la floración. “La implantación de los primeros lotes comenzó a fines de agosto en aquellos lotes que contaban con un patrón de humedad y temperaturas adecuados en la cama de siembra, situación que se verificó en el extremo este del territorio, ya que el oeste y sur provincial tenían un pulso seco que iba agudizándose a medida que corrían los días y las precipitaciones no se producían”, agrega el trabajo del Siber. Esta situación trajo como consecuencia que a finales de septiembre sólo se había implantado el 34 % de la intención estimada. Las labores avanzaron lentamente avanzando lentamente para finalizar a mediados de octubre, con una implantación total de 152.097 hectáreas. Durante el desarrollo del cultivo “hubo algunos eventos de precipitaciones de escala local y muy dispersos que lograron revertir el estado de sequía” para pasar a “reservas regulares” en algunos puntos de la provincia, condiciones que fueron de “muy escasa durabilidad debido a las altas temperaturas reinantes”, añade el texto. En este contexto, el cultivo “llegó a diciembre, donde la sequía se había instalado en todo el territorio, y el maíz terminó definiendo los parámetros de rendimientos en este escenario”. En la primera semana de enero, entonces, el 92% del área sembrada estaba en estado “regular a malo” y solo el 8% restante en estado “Bueno” habiendo desaparecido la calificación de lotes “Muy Buenos”. (Fuente: El Diario)