L
a Organización Mundial de la Salud (OMS) alertó sobre el impacto que tiene el cambio climático en la salud de la población del planeta. En una conferencia sobre el tema que se celebró en Copenhague, Dinamarca, el organismo internacional pidió a la comunidad internacional que dé prioridad a este aspecto del fenómeno. Además, solicitó acciones urgentes e inversión para mitigarlo. La OMS estimó que cada año mueren 150 mil personas en países de bajo ingreso por causas relacionadas con el cambio climático como las malas cosechas, la desnutrición, las enfermedades diarreicas y la malaria; el 85 por ciento de estas muertes ocurren en niños pequeños. La doctora Lilian Corra, fundadora y presidente de la Asociación Argentina de Médicos por el Medio Ambiente, señaló: “Lo que generalmente se conoce como cambio climático, desde el área de salud y ambiente, lo llamamos cambios globales. No se trata sólo del aumento de la temperatura global y los efectos sobre el clima, sino de los problemas ambientales provocados directamente por dos factores principales: el crecimiento poblacional y la actividad humana”. La experta, quien también esta a cargo de la Secretaria Internacional de la Sociedad Internacional de los Médicos por el Medio Ambiente (ISDE), ha dedicado años de su vida profesional a trabajar en la prevención y en educación sobre los efectos en la salud, en especial la de los niños, causados por los cambios ambientales. “El impacto de los factores ambientales en la salud humana es lo que llamamos la carga ambiental de la enfermedad. Los cambios globales influencian la aparición y distribución de las enfermedades a nivel global. Existen patologías que son indicadores de los efectos de los factores ambientales sobre la salud humana, por ejemplo el asma y las enfermedades respiratorias, el cáncer infanto-juvenil, las enfermedades endocrinológicas como la diabetes tipo II y también los problemas de aprendizaje y conducta derivados de las alteraciones del neurodesarrollo”, afirmó. De acuerdo con la doctora Corra, la distribución de las enfermedades transmitidas por vectores y la emergencia y re-emergencia de enfermedades infectocontagiosas también son indicadores importantes a tener en cuenta cuando se realiza un perfil de salud ambiental o se hacen planes de Salud Pública. Ambiente y salud en la región Según la especialista, la carga ambiental de la enfermedad aumentó en forma considerable globalmente y también en Latinoamérica. “Esta carga se hace más notable en los sectores carenciados que sufren los efectos de los factores ambientales tradicionales como carencia de viviendas adecuadas y de agua potable, mala higiene y calidad de los alimentos, falta de infraestructura sanitaria, mal accesos a los servicios de salud y los nuevos, por ejemplo, la contaminación del aire, contaminación química, exposición al trafico urbano, entre otros”, indicó. “Un buen ejemplo es el caso de Argentina. A principios de la década del 90 era un país libre de dengue, de malaria y de fiebre amarilla. Esta situación se derivaba de las políticas de Salud Publica e higiene que se aplicaron en la primera mitad del Siglo XX. Actualmente no podemos decir lo mismo. El manejo de la tierra, la deforestación y el desmonte de la selva para usos agropecuarios, el uso indiscriminado de plaguicidas, el crecimiento de la urbanización contribuyen a modificar la distribución de los vectores transmisores de enfermedades”, añadió la especialista. Esos factores facilitan el avance de esas enfermedades que podrían llamarse “centinelas” del cambio climático, al estar la Argentina rodeada de otros países donde estas enfermedades eran endémicas, explicó la experta, y agregó: “La carga ambiental de la enfermedad es consecuencia del crecimiento poblacional y la actividad humana, dos procesos que van de la mano del mal manejo de los recursos”. “Claramente, urge aplicar políticas comprehensivas que integren los temas ambientales, económicos y de producción, que sean responsables. Se trata de pensar en un desarrollo sustentable”, aseguró la doctora Corra. Para Corra, es preciso contar con un enfoque amplio del problema para encontrar una solución. “Hay que tratar el origen del problema no los ‘síntomas’. Mientras se identifica el modo en que los cambios globales afectan la salud humana, es preciso que los ciudadanos, los profesionales, los comerciantes, los fabricantes, los gobernantes, estén coordinados a fin de que sus acciones se dirijan a proteger el ambiente y la salud, tomando en especial consideración a las poblaciones vulnerables y las que están en riesgo”, subrayó. Para lograr esos objetivos, la experta destacó la necesidad de desarrollar políticas que involucren “la participación de todos los individuos y los sectores: con responsabilidades diferenciadas pero compartidas, como lo Indica la Agenda 21 acordada en la Cumbre de la Tierra en Río de Janeiro hacia 1992. En este sentido, el trabajo de difusión y educación de todos los sectores de la sociedad es fundamental. Es la única manera de preparar a todos para que cumplan su rol en la protección del ambiente, de la salud humana y de todas las especies que habitan la Tierra”, concluyó la experta. (Fuente: Agencia de noticias científicas y tecnológicas)