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las 24, las agujas retrocederán sesenta minutos en la mitad Este del país, que volverá a la misma hora que estaba vigente hasta el 19 de octubre. Además de la ciudad de Buenos Aires, las diez provincias que cambiarán la hora son Buenos Aires, Entre Ríos, Santa Fe, Santiago del Estero, Córdoba, Corrientes, Chaco, Misiones, Formosa y Tucumán. En cuanto al objetivo buscado de ahorrar energía aprovechando una hora más de luz natural, según las empresas, se logró en proporciones mínimas, aunque los datos del Ministerio de Planificación hablan de que de octubre a enero, la demanda no paró de crecer en forma considerable. El país no quedará completamente unificado, porque la provincia de San Luis decidió atrasar una hora. Como estaba previsto cuando se estableció un horario de verano, a las 24 de este sábado se atrasarán las agujas hasta las 23, por lo cual el día tendrá 25 horas, recuperando así los sesenta minutos que se perdieron cuando se implementó la medida, hace ya cinco meses. Con esta modificación, los ómnibus de larga distancia, los trenes y los aviones sufrirán modificaciones en sus cronogramas. Los micros que tengan previsto salir de la Terminal de Retiro en el primer minuto del domingo saldrán en horario, pero cuando se produzca la modificación horaria y se vuelva a las 23, no habrá partidas durante una hora. Por su parte, los servicios de trenes que funcionen entre las 23 y las 0 harán dos viajes. En cuanto a las aerolíneas, valdrá el horario de partida de vuelos de cabotaje que rige en Buenos Aires, por lo tanto se prevé que no pocos pasajeros lleguen una hora antes al check-in. El objetivo de reducir el consumo eléctrico se logró raspando porque la baja fue casi imperceptible: según fuentes de empresas eléctricas, la demanda diaria cayó dos por ciento, en promedio, por el cambio de horario. Respecto de los picos de consumo, que ocurren de 19 a 22 y pueden provocar episodios de crisis en la red eléctrica, se logró bajar el consumo entre 600 y 800 megavatios, es decir, alrededor de un 4% por ciento. Datos del Ministerio de Planificación señalan que, de octubre a enero, la demanda eléctrica se incrementó, pasando de 9.250 a 9.650 gigavatios por hora aproximadamente. El espaldarazo más importante al cambio de hora vino desde la industria electrónica. Ramiro Prodan, presidente de Cadieel, la cámara que agrupa a las empresas del sector, dijo en declaraciones a periodistas: “Fue muy positivo. Toda medida que ponga en la agenda pública la importancia de usar en forma racional la energía suma”. En la vereda opuesta, Gustavo Calleja, especialista en energía del Movimiento Moreno, afirmó a Crítica de la Argentina: “Si no hubo cortes por todos lados fue porque el consumo de la industria fue inferior al del año pasado y eso tiene más que ver con la crisis que con el cambio de hora. Acá no hubo ahorro”. “Es una medida que no valió la pena, que el Gobierno ideó únicamente para mostrarse activo. Es la misma historia que el cambio de lamparitas que tampoco arregla nada. Acá no hay cambios hasta que no haya inversión que tiene que provenir de la renta petrolera. Menem tenía reaccionarios inteligentes en su gobierno, Kirchner a burros e incompetentes”, añadió, contundente, Calleja. San Luis es la única provincia que va a tener una hora distinta a partir de mañana porque retrasará el reloj sesenta minutos a partir de las 24, hora Oeste. María Adelaida Muñiz, presidenta de la Comisión Reguladora de Energía Eléctrica de la provincia cuyana, explicó: “Beneficiará al sector comercial. En San Luis tenemos una buena situación de luminosidad, la situación de ahorro de energía amerita este cambio para beneficio de San Luis”. (Diario Crítica)