E
l caso de la joven abogada brasileña que denunció en Suiza que una patota identificada como de un partido neonazi la agredió y como consecuencia le produjo el aborto de un embarazo gemelar, llegó a las máximas instancias nacionales. El presidente Lula da Silva advirtió que su gobierno "no se va a quedar quieto ni callado" ante el caso y exigió "respeto a los brasileños como nosotros los respetamos en nuestro país". Por su parte, el canciller Celso Amorim reclamó una investigación "transparente" al gobierno suizo sobre el caso que calificó de un acto de "xenofobia". La joven denunció que fue agredida en la estación central de Zurich con patadas en el vientre y heridas provocadas por elementos cortantes, luego que la agarraran tres hombres. Ella se encontraba hablando en portugués por celular con su madre en el momento del ataque. El hecho de haber sido agredida mientras hablaba en una lengua extranjera es uno de los elementos señalados por las autoridades brasileñas para plantear la sospecha de que hubo una motivación racista. En su denuncia ante las autoridades, la joven dijo que uno de los atacantes tenía una esvástica tatuada en su cabeza. No obstante, la policía suiza dijo que el caso era "sospechoso" de haber sido autoinflingido. Incluso, afirmó que la mujer no estaba embarazada.