L
os puntos centrales de la proclama, que se leyó pasada la hora 19, fueron “reclamarle a la Presidenta (Cristina Fernández de Kirchner) que pida el cierre de Botnia, que impida el paso de barcos con sustancias contaminantes y que se aplique el Código Aduanero para que no vayan insumos a la planta”, narró el ambientalista José Pouler. La movilización fue “sumamente positiva”, afirmó el asambleísta, que estimó la concurrencia en “40 embarcaciones, más de dos mil personas y alrededor de un millar de autos”. “Esto es muy significativo por el momento que está viviendo Gualeguaychú, desbordada de turistas (y donde) toda la gente trabaja o tiene algo que ver con esto”, en referencia a la protesta de la Asamblea por la instalación de Botnia. Presencia de De Angeli Vehículos y embarcaciones llegaron al puente internacional General San Martín, informó Gendarmería Nacional, y entre la multitud pudo distinguirse al dirigente rural entrerriano, Alfredo de Angeli. “Participo como un ciudadano más a raíz de mi entusiasmo en la defensa del medio ambiente. Las manchas son afluentes de Botnia que demuestran que finalmente sucedió lo que veníamos denunciando desde hace muchísimo tiempo. El Gobierno debe ser más duro con Uruguay para que Botnia se vaya de la región”, señaló De Angeli en diálogo con Noticias Argentinas. Su reclamo sería sólo un anticipo de la dura proclama que leerían los asambleístas después, durante el acto central sobre el puente, que fue seguido desde el río por las embarcaciones que llegaron cerca del muelle de planta de origen finlandés desplegando un cartel con la leyenda “Fuera Botnia”. “Queremos decirle a la Presidenta (Cristina Kirchner) que nos preocupa la actitud de funcionarios de su Gobierno que han inducido a muchos ciudadanos a dudar de si Botnia contamina o no y han pretendido desenfocar la cuestión central de nuestra lucha con el pretexto de la defensa de derechos colectivos por encima del derecho humano a la vida”, señalaron los asambleístas en su documento. Si bien remarcaron que están al tanto de lo que afirman “serios estudios y científicos” sobre la falta de pruebas que demuestren el impacto negativo de Botnia en el medio ambiente, remarcaron que en las últimas semana han sentido “en carne propia” los “olores, los derrames y la contaminación” de la planta. Caravana en Colón La protesta, que llegó hasta la mitad del puente en Gualeguaychú, fue replicada en Colón con una concentración en Avenida Costanera y Urquiza, desde donde los vecinos partieron en caravana de vehículos hasta el puente Artigas, que comunica con la ciudad uruguaya de Salto. “El pueblo de Gualeguaychú no admite dudas sobre la cuestión central de su lucha y más que nunca solicita a la Presidenta que reclame al gobierno uruguayo la paralización de Botnia, que impida el tránsito por el Río Uruguay de embarcaciones con elementos tóxicos, que aplique el Código Aduanero y que impulse la Ley Nacional de la madera”, reclamaron los asambleístas en su proclama. Exigieron, además, “coherencia y sinceridad en todos los niveles de Gobierno”, al advertir que es “una vergüenza y una traición a los pueblos que un día se reclame el apoyo a la lucha de la Asamblea y otro día intenten menoscabarla utilizando cualquier método, incluyendo la mentira, el ocultamiento de información, el uso de la causa como variable de negociaciones políticas o el debilitamiento de la estrategia jurídica nacional en la Corte de La Haya”. “Advertimos al gobierno de Uruguay y a sus funcionarios y empresarios que la empresa Botnia pone en riesgo la paz social en esta región. Reiteramos que estaremos en pie de lucha contra los gobiernos de Finlandia y de Uruguay hasta que Botnia se retire de esta región”, concluyeron los asambleístas, que mantienen cortada la ruta 135 desde hace más de dos años. Ya en 2006 se alertaba por la contaminación Un informe presentado en 2006 por el Instituto de Control de Alimentación y Bormatología (ICAB) de la provincia ante las autoridades de la Secretaría de Salud ya advertía sobre el riesgo de contaminación del río Uruguay a causa de la actividad de Botnia y, más precisamente, la proliferación de algas venenosas. “Respecto a ciertos nutrientes y en particular del fósforo, se lo observa en un nivel crítico. Cualquier variación sobre todo en verano puede provocar eutrofización, en particular en zonas de la ribera argentina (donde se ven áreas con proliferación de algas venenosas y bacterias eianoficeas)”, alertaba el documento. Además, aseveraba que la actividad de la fábrica de Fray Bentos “es atentatoria contra la calidad y disponibilidad de nuestros alimentos, desde los más simples hasta los más complejos y elaborados”. Por eso, se afirmaba con contundencia: “Estas megaplantas se constituyen en un gravísimo problema para nuestra producción agrícola-ganadera, para nuestra calidad alimentaria, para nuestra salud humana, animal y vegetal y para el futuro industrial, comercial, etcétera de toda la región del río Uruguay”. Federico Vergara, jefe del Area Laboratorio y Vigilancia Alimentaria y quien firmó ese documento, dijo que el estado del río es “crítico” y que se agravó debido a los efluentes que la planta industrial arroja al río. “Las altas temperaturas hacen que los elfuentes se dispersen y suban a la superficie”, explicó. Recalcó que las algas que proliferaron en los últimos días y que cambiaron la coloración del agua en grandes extensiones del río son venenosas y lo comparó con el fenómeno conocido como marea roja, en la costa atlántica. “Son toxinas que van contaminando el río. Se depositan en el barro y envenenan a los peces. En la costa de Entre Ríos se estacan porque las aguas son más calmas. Del lado uruguayo, en cambio, es probable que se diluyan más fácil porque está cerca el canal”, indicó. También, hizo notar que por efecto de los vientos y el reflujo del Río de la Plata, muchas veces el río va “en contracorriente, corre al revés” y de esa manera se explica que la mancha azul que se advirtió haya estado antes de llegar a Botnia. “Es una falacia el argumento de que no es por la planta porque estaba aguas arriba”, subrayó. Pero señaló después que la contaminación que provoca la papelera “no es sólo por las algas, sino porque los efluentes están compuestos por dioxinas y metales pesados”. “El río es un ente vivo y si bajan los niveles de óxigeno en sus aguas, se muere”, puntualizó. (Fuente: El Diario)