E
sa modificación le cambió, suponen que para siempre, la predisposición a sufrir cáncer de mama o de ovario. Si el embrión no hubiera sido manipulado, habría tenido entre un 50% y un 80% de probabilidades de desarrollar el tumor. El padre de la recién nacida es portador de ese gen y, además, tres generaciones de mujeres de la familia fueron diagnosticadas con cáncer de mama. La madre de la niña decidió recurrir a la selección genética. El equipo médico examinó diversos embriones y seleccionó los que estaban libres de la alteración del BRCA1. El director de la Unidad de Reproducción Asistida, Paul Serhal, señaló que “la niña no tendrá que afrontar el riesgo de esta carga genética del cáncer de mama o cáncer de ovario cuando sea adulta. El legado de los padres ha sido evitar que esta forma de cáncer que ha malogrado a la familia durante generaciones afecte a su descendencia”. El método se llama Diagnóstico Genético Preimplantacional (DGP) para eliminar la carga genética de esa y otras enfermedades. El permiso para autorizar esta técnica fue otorgado por la Autoridad de Embriología y Fertilización Humana.