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��En la actualidad, los investigadores están intentando aislar e identificar los componentes neurales y genéticos del amor”, explicó Larry Young, investigador del Centro Nacional de Investigación de Primates Yerkes de la Universidad de Emory, Atlanta, a la revista Nature. En los ensayos del científico norteamericano, realizados en animales, el elemento estrella es la oxitocina. Esta hormona, segregada en forma natural por el hipotálamo, demostró su capacidad para crear fuertes vínculos entre animales y mejorar la confianza en las relaciones entre humanos. “La oxitocina tiene efectos positivos sobre el estrés social y permite obtener equilibrio psíquico”, dijo Jaime Moguilevsky, director de la Maestría de Psiconeuroinmunoendocrinología de la Universidad Favaloro en diálogo con Crítica de la Argentina. Y agregó: “Es uno de los elementos que elabora el sistema nervioso para mejorar la conducta social, nos hace más sociables”. “Tiene relación con la conducta maternal, la aceptación del bebé y las ganas de alimentarlo. Por eso el nivel de oxitocina en la mujer aumenta al final del parto y durante la lactancia”, explicó Moguilevsky. Según demostraron las investigaciones, la hormona mejora la empatía y aumenta el grado de confianza con otras personas. En la actualidad ya es posible comprar a través de internet productos a base de feromonas y oxitocina que prometen mejorar la vida sexual y amorosa de quienes se los apliquen. Por su parte, científicos suecos y británicos probaron que la sustancia puede inhibir los sentimientos de ansiedad que se producen en algunos individuos al entrar en contacto con otras personas, por lo que “podrían mejorar los tratamientos para determinadas afecciones psiquiátricas, como las llamadas fobias sociales”, detallaron en el Instituto Karolinska de Estocolmo.