E
l jurado encargado de decidir sobre los 29 trabajos presentados estuvo compuesto por: Luis María Andrade, Ricardo Carlomagno y Oscar Lami. El coordinador de Cultura, Gervasio Barbagelata, hizo la presentación oficial ante las autoridades del Ejecutivo, que anunciaron un futuro acto en el que se bendecirá la bandera que llevará estampados los colores verde y amarillo de la bandera vasca. El tamaño es de 90 por 150 centímetros. “Es una feliz coincidencia que hayamos elegido estos motivos, ya que no pensamos en ese detalle al confeccionarla”, dijo Auer, quien ganó en su segunda presentación, ya que la primera edición del concurso se declaró desierta. Aquel primer proyecto “estaba muy cargado de contenido, ahora tratamos que fuera más simple, pero a la vez resumiera la identidad del ser victorense”, expresó el diseñador gráfico. Los creadores dejaron en claro que el color verde oliva que impregna la bandera fue elegido para señalar el color de la naturaleza por excelencia. “Representa armonía, crecimiento, exuberancia, fertilidad y frescura. Tiene una fuerte relación a nivel emocional con la seguridad. Sugiere estabilidad y resistencia, simboliza el crecimiento y la esperanza”, se indicó. En tanto, el color amarillo evoca la luz del sol, sinónimo de honor, lealtad, inteligencia, determinación; transmite alegría, felicidad, energía. Representa el entusiasmo, la atracción, creatividad, el éxito, el ánimo y el estímulo. Produce sensación de prestigio, de sabiduría, claridad de ideas y riqueza. La cruz como símbolo central, mantiene estrecha relación con lo religioso, debido a que la fecha fundacional de Victoria se remite a la primera misa realizada en el Oratorio de La Matanza, y por ser un ícono en el cerro homónimo, donde vivieron los últimos habitantes de los pueblos originarios. El ombú, con su frondosa raíz marca el fuerte arraigo a nuestras costumbres e identidad. Su exuberante follaje invita a cobijarse en su sombra para descansar y disfrutar, características propias de nuestra ciudad. La curva central hace referencia a la topografía propia de esta zona, donde colinas y lomadas brindan a Victoria un paisaje único y pintoresco. El sol naciente, con su calidez impulsa al crecimiento y desarrollo de los habitantes de esta localidad. Por último, los ángulos en las esquinas señalando hacia afuera, hacen alusión a los puntos cardinales, los que indican la evolución y expansión que ha logrado Victoria.