E
l consumo cae en los bienes durables, pero se hace más inteligente en el supermercado. No hay caída a las segundas marcas pero se espacian las compras de los productos que no son esenciales. Favorecen a los restaurantes en donde el menú ejecutivo está disponible el domingo y ya no convalidan cualquier precio, como lo hacían hasta hace un par de meses. La clase media está de franco mal humor con el Gobierno y además se va a desquitar con los comerciantes que le subieron los precios y no le entregaban productos a tiempo durante el boom de la demanda que se vivió en los últimos tres años. Se resiste a resignar medio milímetro de la recuperación que obtuvo tras haber visto de cerca el abismo entre 2001 y 2002. Para ello recorta las frecuencias de consumos y optimiza el combinación de tarjetas de crédito y débito que amplían sus horizontes de descuentos, entre otros artilugios que descubrió tras la muerte de la convertibilidad y que ahora aggiorna para enfrentar un final de año y un 2009 en los que domina la incertidumbre. Estas son algunas de las conclusiones que se extraen del estudio que se presentó en el 7° Encuentro de Consumo Masivo organizado conjuntamente por el IAE Business School y CCR, y que convocó a más de 200 gerentes comerciales y de Marketing de las principales empresas del país. Guillermo Olivetto, de CCR, y Guillermo D’Andrea, del IAE, explicaron que frente a este nuevo escenario en el que domina la incertidumbre aparece un consumidor “recargado” que continúa teniendo dinero, a diferencia de lo que sucedía en 2002, pero que evalúa mucho mejor cómo y dónde gastarlo, a diferencia del período 2005 a 2007, donde gastaba con más facilidad. “Hoy el consumidor tiene, por un lado, aquella experiencia de la crisis muy presente y definitivamente incorporada en su memoria y, por otro, viene de años de recuperación que no quiere resignar. Recupera parte de las estrategias de crisis y las mezcla con otras nuevas, que surgen justamente de los consumos que incorporó y no pretende abandonar, como la banda ancha o el celular”, explicaron los especialistas. Ante la necesidad de comenzar a reducir algo los niveles de gasto, ya sea por pérdida de poder adquisitivo como por la sensación de que el año próximo será más difícil y peor que el actual, lo que se protege a toda costa son básicamente tres cosas: escuela privada, dado que la pública, que en el pasado era un medio para el ascenso social, ahora es vista como posibilidad de descenso; salud privada, porque la pública no brinda las respuestas esperadas; y celular e Internet, bienes y servicios que permiten mantenerse conectados socialmente. El resto tiene cierta prescindencia. Las marcas premium perdieron participación en el tercer trimestre. Se resiste a dejar de comprar primeras marcas y sacrificar calidad, pero el volumen de ventas de alimentos y cosmética cayó 10% desde comienzos de año, según LatinPanel. A su vez, la decisión de compra de durables se nota en las caídas de patentamientos de autos, electrodomésticos e hipotecas para compra de viviendas. Olivetto insiste en que estos cambios se producen en un año en el que el consumo se desaceleró: el primer trimestre de 2008 se crecía a tasas del 9% y en el último, a tasas del 3%. “Pero continúa creciendo”, dijo el especialista. Incertidumbre de corto plazo “Si el consumo creciera cero el año próximo, estaría 50% arriba de 2002”, explicó el especialista Guillermo Olivetto. El “mal clima” y la desconfianza relevados por el estudio del IAE y CCR afectan el consumo actual, y sobre todo las perspectivas, pero esto no quiere decir que el escenario sea el que se vivió entre 2001 y 2002 . “El año termina siendo tan bueno como se esperaba que lo fuera. CCR había proyectado a finales de 2007 un crecimiento del 5,5% en volúmenes”, insistió Olivetto. En opinión del especialista, esto demuestra además que la Argentina estaba para crecer más de lo que se pronosticaba sobre finales del año anterior, si no hubiera sido un año con tantos conflictos, especialmente el del campo. Ante este panorama, Olivetto explicó que estamos yendo de un mercado de “demanda” a uno de “oferta”. Entre 2004 y 2007, el mercado crecía y lo hacía de manera homogénea. Ahora comienza a descender, y lo hace de un modo totalmente selectivo y disperso. La gente, con dinero en la mano, pero con menos confianza y más incertidumbre, evalúa atentamente las posibilidades que tiene al alcance y luego decide con un creciente nivel de racionalismo y oportunismo. En CCR estiman que el consumo crecerá un 2% el año que viene. Pero advierten que el nuevo consumidor “recargado” tendrá la última palabra en un mercado que se había acostumbrado a que la que mandaba era la oferta. “Hay restaurantes que están vacíos y al lado hay otros que están repletos. La diferencia es que los primeros no se dieron cuenta de que los consumidores ahora les piden descuentos y mejor atención. El menú ejecutivo el domingo, entre otras cuestiones”, explicó Guillermo D’Andrea, del IAE. “No se olviden que hasta hace poco para comprar un cero kilómetro había lista de espera. Ahora, el comprador puede elegir hasta el precio”, dijo Olivetto. (Fuente: Perfil)