U
n vocero de la empresa explicó que el cese definitivo se debe al alto costo de los procesos depuradores y a la crisis económica mundial. La firma Baikalsk Pulp & Paper Mill, dueña de la fábrica de pasta celulosa desde 1966, venía blanqueando papel con cloro y descargando las aguas residuales en las costas del lago. Los lugareños y activistas llevaban décadas reclamando el fin de la actividad, y finalmente lo lograron, con la ayuda de la crisis mundial. El lago, de 25 millones de años de antigüedad, representa el 20% del agua dulce del planeta, junto con una gran variedad de fauna autóctona, activo biológico con el cual logró la denominación “Galápagos ruso”. Greenpeace Rusia calificó el cierre de la papelera como “momento histórico”. La noticia constituye un logro también para Marina Rikhvanova, quien dedicó su vida a salvar el lago siberiano al frente de Baikal Environmental Wave, una organización de defensa del ecosistema lacustre.