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l Diario.- Funcionarios de primera línea de la Empresa de Energía de Entre Ríos (Enersa) convocaron para el sábado a los vecinos del Brete, donde se proyecta construir una estación transformadora 500/132 kV, a una “charla informal” en el restorán Rancho Grande de Acceso Norte, con el fin de explicar en qué consiste la planta. Pero la presentación no convenció y disparó decenas de interrogantes, varios de los cuales no pudieron ser contestados por los expositores. La mayoría de los vecinos se fue sin mayores certezas a su casa. Todos temen por el futuro de la zona y señalan que la dificultad más grande es “la falta de información”. Y los que ya tienen posición tomada ratificaron ayer que se opondrán al proyecto “hasta las últimas consecuencias”. DENUNCIAS Primero se hizo una presentación gráfica en power point con detalles técnicos de la planta (ver Segunda Sección, página 9) y después se abrió el debate. Estuvieron Raúl Arroyo, secretario de Energía y titular de Enersa; el ingeniero Omar Ramos; y Pablo Franco, abogado de la empresa. Los vecinos escucharon la extensa exposición en silencio pero cuando se apagó el proyector se encendieron las preguntas. “Hace dos meses me entregaron un contrato de servidumbre de paso (por el cual se expropia la franja de terreno por donde pasa la línea). Me dijeron que era para cambiar los cables, que lo firme y que lo pasaban a buscar después. Me mintieron. Nunca me explicaron que iban a poner una estación transformadora”, dijo una vecina que tiene el campo atrás de Rancho Grande. Al principio cundió el desconcierto entre los funcionarios. Dijeron desconocer el texto del contrato. Otro vecino contó: “Al campo mío entraron sin pedir permiso e hicieron una perforación de 12 metros. Cuando me acerqué, dijeron que iba a pasar una línea. Después me enteré de qué se trataba. Y recién ahora nos dan una explicación, cuando ya autorizaron todo. Suena a que es demasiado tarde”. La misma denuncia hizo otra vecina: “Sí, fue en diciembre. A mi campo entraron cinco personas, con una camioneta, con la soja sembrada. No pidieron autorización. Atropellaron todo”. -¿A qué se debió el estudio del terreno? -preguntó el damnificado. -La consultora que hizo el análisis de impacto ambiental subcontrató el estudio de suelo- señaló un técnico sin contestar acabadamente. -Me parece una barbaridad que hayan hecho eso- concedió Arroyo, sin mayores explicaciones. Tampoco supieron qué responder ante la queja por la “tala de árboles en los terrenos por donde van a pasar las nuevas líneas”. Dijeron no saber quiénes cortaron los árboles. Por eso, cuando se iban, los vecinos remarcaban que la inquietud más grande surge justamente de estas prácticas: “Si ya hicieron esto, qué viene después”, se preguntaban. DISCUSIÓN Alguien intentó endulzar a los vecinos con la promesa del asfalto en la calle que conduce al predio expropiado, donde se proyecta la planta. “¿Qué vecino va usar el asfalto? Es para la empresa”, se encrespó una mujer. “En el 94 pedimos que protejan el Brete, su flora, su fauna, sus emprendimientos productivos. Me opongo a la planta. El Brete se hizo con inmigrantes, trabajando de sol a sol. Tengo 67 años y trabajo la tierra a pala porque no tengo empleo. Y vienen a querer hacer lo que quieren acá”, dijo la vecina. -Usted tiene el poder para buscar otra zona-, se le dijo entonces a Arroyo. -¿Ustedes me consiguen el lugar?, respondió el secretario de Energía. -Queremos ayudar a buscar otra alternativa, encontrar una solución concertada- intentó suavizar Jorge Daneri, el abogado de un grupo de vecinos. -El Código Urbano delimita la zona (donde se puede instalar la planta: no puede ser en la Toma Vieja, la primera posibilidad; ni tampoco al lado del Vivero municipal, la segunda; quedó la Bajada de Núñez, en el distrito extra urbano rural). Otra posibilidad sería cambiar el Código, pero nos ajustamos a la normativa vigente- planteó finalmente Arroyo. El encuentro terminó alrededor de las 20 pero los vecinos se fueron preocupados. Un grupo, decidido a dar batalla para que la planta no se ubique allí por cuestiones de identidad de la zona (“No es lo mismo el perfil del Brete con ella que sin ella”, se señalaba) y otro grupo lleno de preguntas. “Acá lo que alarma es la falta de planificación urbana a futuro y sigue faltando información”, aseveró por último otro de los vecinos que asistió a la convocatoria de Enersa.