T
res diputados se convirtieron en la llave maestra que permitió el oficialismo obtener el quórum necesario para iniciar las sesiones. Se trata de los legisladores del Movimiento Popular Neuquino, quienes cedieron ante un pedido del gobernador de la provincia, Jorge Sapag, a su vez seducido por un llamado de la Casa Rosada. Lo notable es que los tres están en contra del proyecto K. Un viejo radical entrenado en las artimañas parlamentarias dijo con sorna: “Hace unos años a esto se lo llamaba ‘votar con el culo’”. Jorge Brillo, uno de los legisladores en cuestión, explicó la postura: “Vamos a dar quórum porque tenemos la responsabilidad de construir un proyecto de ley y estamos para legislar y para sentarnos en la banca”. La participación de Brillo sorprendió al resto de la oposición. Ese diputado había firmado junto a la UCR, la Coalición Cívica, PRO y el Frejuli el proyecto para suspender la aplicación de la resolución por 180 días. Junto a Brillo, ingresaron al recinto Alicia Comelli y Hugo Acuña, los otros dos hombres que responden a Sapag. El quórum se logró a las 19. Veinte minutos antes, el jefe de la bancada oficialista, Agustín Rossi, había dado aviso a la Casa Rosada: “Tenemos número”. En su mano tenía el listado de los otros diputados que habían garantizado su participación para habilitar el debate. De su bloque, juntó 111 legisladores. Entre ellos, los díscolos bonaerenses, Felipe Solá, Graciela Camaño y Jorge Villaverde, con quienes había cerrado un acuerdo sobre la hora. Los radicales K aportaron tres presencias, pero no el jefe del espacio, Daniel Katz, que a media tarde anunció se rechazo a la propuesta oficial. Pocos minutos antes, en privado, había dicho que iba a dar quórum. Los transversales de Encuentro Popular y Social, que conduce Ariel Basteiro, sumaron otros cuatro. Ese espacio también consiguió llenar la bandeja del palco más alto, con militantes cercanos a la diputada Victoria Donda. Miguel Bonasso, Lorenzo Borocotó, el entrerriano Emilio Kacuber, y cinco santiagueños que responden al gobernador Gerardo Zamora dejaron la contabilidad de Rossi al borde del éxito: 126 diputados. Los restantes tres, ya se dijo, fueron los del MPN. El Gobierno falló en su intento de sumar a los ex ARI La premura por conseguir el puñado de votos que le faltaban al kirchnerismo para aprobar el plan oficial hizo que el Gobierno iniciara un acercamiento con el bloque de nueve diputados que comanda el ex ladero de Elisa Carrió Eduardo Macaluse y con Claudio Lozano, del bloque Proyecto Sur. El intento no prosperó. El Jefe de Gabinete, Alberto Fernández, y el jefe de la bancada oficialista, Agustín Rossi, fueron quienes llevaron adelante las negociaciones. Ayer por la mañana, el Jefe de Gabinete intentó convencer a Macaluse de concurrir a la Casa Rosada para participar de un encuentro en el que también fueron invitados Felipe Solá y el mendocino del Frente para la Victoria Enrique Thomas. Macaluse rechazó el convite y pidió que las negociaciones se concretaran en el Parlamento. Tanto Macaluse como Lozano reclamaban que se aumenten las compensaciones a los pequeños productores y la sanción de una nueva ley de arrendamiento. Las idas y vueltas, así como las sospechas de un pacto oculto, llevaron a que Macaluse le pidiera a Rossi que si la mayoría estaba dispuesta a abrir su dictamen, convocara a una reunión de todos los presidentes del bloque. “No estamos de acuerdo con el toma y daca”, fue la frase del bonaerense que más se escuchó. Todo se empantanó cuando la Federación Agraria anunció que el nuevo proyecto oficial no los conformaba. “No estamos de acuerdo. Mientas les regalan 1.200 millones a las aceiteras, intentan compensar a los pequeños con cinco puntos: ahorran donde no tienen que ahorrar”, dijo anoche Lozano. (Fuente: Crítica)