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osé Luis Freccero declaró en la primera jornada de la audiencia oral y pública en la que se lo juzga por el delito de Homicidio calificado y Tentativa de homicidio calificado por un hecho ocurrido el 19 de mayo de 2007 entre las 0.40 y la 1.15 en San Benito. Esa noche, cuando los integrantes de la familia Yanes se encontraban durmiendo en su casa ubicada en calle Tibiletti, entre Buenos Aires y Capital Federal, Freccero arrojó una botella con combustible e inició un fuego en la humilde vivienda ocasionando la muerte de un niño de 4 años. Así, el imputado comparece por el delito de Homicidio calificado por la muerte de Fabián Agustín Yanes; y por Tentativa de homicidio en prejuicio de Fabián Yanes de 26 años, de Carla Leiva de 25, y de Daniela y Diego Yanes de 5 y 2 años respectivamente, quienes sufrieron terribles quemaduras. El imputado, de 31 años, declaró ante el Tribunal de la Sala II en lo Criminal de Paraná –que integran Jorge Barbagelatta, Raúl Herzovich y Héctor Vilarrodona– y a la pregunta de rigor del presidente del jurado sobre si comprendía el hecho por el cual era juzgado, respondió: “Estoy entendiendo ahora”. Ayer declaró y, a diferencia de la actitud que asumió en la etapa de Instrucción de la causa cuando se negó a hacerlo, realizó una pormenorizada narración de los hechos previos al ataque, dejando en este punto un vacío para luego retomar la ilación del relato al sostener que recién cobró conciencia cuando se despertó en Alcaidía de Tribunales. En ese sentido sostuvo que tuvo “períodos de amnesia”. Posteriormente testimoniaron el psiquiatra Fabian Muzzolini y Esteban Yanes, tío del niño fallecido. Ambos respondieron a las preguntas de Cecilia Goyeneche por la Fiscalía de Cámara, Marcos Rodríguez Allende querellante en representación de la familia Yanes; en tanto que Alberto Silva Velazco participó por el Ministerio Pupilar y José Iparraguirre lo hizo en calidad de defensor particular. Sin recuerdos Freccero realizó un detallado relato de las circunstancias previas al hecho, pero sobre el ataque dijo no recordar nada. “Recuerdo partes”, respondió a la pregunta sobre qué podía referir sobre el momento en que arrojó una botella con combustible en el interior de la casa, y explicó: “Empiezo a tomar y no termino hasta que me duermo”. Así, su narración se corta abruptamente en el momento en que le pide a su cuñado que vaya a “comprar dos botellas de fernet”. Previamente dijo que había tomado un litro “sentado en el cantero (de su casa) oyendo música”, y al retomar el relato recordó: “Y desperté en Alcaidía”. Freccero contó que tuvo problemas de alcoholismo y que está en tratamiento para superarlo. Además, sostuvo que llegó a beber “siete, ocho o nueve botellas de fernet y a veces hasta más”. También explicó que por su trabajo de camionero tomaba entre “siete y ocho pastillas por día” para mantenerse despierto y “otras para dormir”, además de “mascar hojas de coca”. La investigación del ataque que conmocionó a la opinión pública por la violenta modalidad con que se consumó tuvo en un primer momento una hipótesis explicativa de orden pasional. Ayer, Freccero sostuvo que no lo unió una relación con Carla Leiva, que es hermana de su mujer, y manifestó: “No tuve relaciones sexuales con ella”. Además, aseguró: “No me molestó que Carla fuera a vivir con Yanes (Fabián)”, y agregó: “Sí le dije que se fijara bien, que no era para ella ni para sus hijos porque era un tipo que andaba en la droga, era un vago, no tenía futuro”. Esteban Yanes, en la Instrucción de la causa declaró en la Policía que un hermano del imputado le dijo que los motivos de tanto encono entre Fabián Yanes y Freccero tenían su origen en que el primero tenía sexo con Carla, lo que le producía celos al ahora acusado. Sin embargo, cuando el abogado defensor le preguntó ayer por qué en otra declaración, esta vez en sede judicial, había dicho que el motivo del rencor era que en realidad Cote (apodo de Freccero) mantenía relaciones con Carla –o sea, lo contrario de la anterior declaración–, no pudo responder con certeza. Yanes agregó que la enemistad entre su hermano y Freccero podía tener relación con el supuesto robo de un caballo propiedad del imputado, perpetrado por Fabián Yanes, aunque lo atribuyó a un comentario que corría por San Benito. “Es una cruz que tengo” “Es una cruz que tengo, no puedo entender, porque no soy violento, el único tipo con el que tuve problemas fue con este tipo”, manifestó Feccero ante el jurado. “Lo más triste es el tema de la criatura, me tiene muy mal”, y se consoló: “Si no fuera que estoy en tratamiento”. Su lamento por la muerte de Agustín Fabián continuó: “Es una cruz pesadísima que llevo. Yo los quería muchísimo a todos”. Freccero contó que tuvo varios incidentes con Yanes, quien lo amenazaba e insultaba, y temía por su familia cuando trabajaba como camionero. En ese sentido relató que lo atemorizaba “la junta que tenía Yanes”. Por último no fue claro cuando se le consultó acerca de si había advertido que iba a tomar acciones contra Yanes. Ambiguamente respondió: “No recuerdo que lo haya dicho a alguien, pero lo pude haber dicho... porque tengo una boca”. Informe psiquiátrico Muzzolini, que acudió como testigo, fue relevado por el Tribunal de la obligación de guardar el secreto profesional en relación a las consultas del imputado puesto que lo atendió en forma particular. El psiquiatra explicó que de las entrevistas, tres en total, surgió que Freccero presenta “trastornos de la personalidad con rasgos psicopáticos”. También indicó que está bajo tratamiento con psicofármacos, ansiolíticos y estabilizadores del ánimo. Muzzolini sostuvo que el imputado “se presenta como una persona con capacidad de comprender”, y agregó que “en las entrevistas surgió que es manipulador y se notaba que tenía un gran autocontrol”. Consultado sobre si Freccero era conciente de lo que estaba haciendo esa noche, explicó que “no se hicieron test para determinar eso; no se puede decir en este momento en función de lo hecho en el tratamiento”, y explicó que para determinarlo se debieron realizar otros exámenes más complejos. Sobre los períodos de amnesia que Freccero adujo padecer, el psiquiatra indicó que “el consumo de psicofármacos y la posterior abstinencia pueden provocar amnesia, no es común pero puede llegar a pasar”. Por último explicó que de las entrevistas “no se percibió el malestar o pesadumbre por la muerte del niño. Puede ser porque no lo asume”. (Uno)