Domingo 18 de mayo de 2008
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Policiales
Vive en un pozo y la policía quiere desalojarla
Una cartonera, cercada por galpones, vive en un pozo. Contó que la Policía la detiene acusándola por intrusa. Los terrenos tienen pedidos de posesión.
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C

ristina Liliana Irrazábal está viviendo literalmente en un pozo. Rodeada de basura y chatarra, producto de su trabajo como cartonera, la mujer de 40 años vive desde 1997 en una humilde casa en Blas Parera al 1400, en un terreno de aproximadamente 12 metros de ancho por 46 de largo con su hija de 13 años. Desde hace un año dos empresas que intentan tomar posesión de los terrenos linderos levantaron galpones y paredes que están dejando sin salida a la cartonera. Así, con el patrocinio de la abogada Mercedes Audisio, promovió ante los juzgados de Primera Instancia en lo Civil y Comercial Nº 7 y Nº 8 sendos Interdictos Posesorios con el fin de recobrar el inmueble que ocupa. Este lunes, la abogada ampliará la prueba para uno de los interdictos con nueva documental y planteará una medida cautelar para que se le garantice a Irrazaábal el libre acceso a su casa. Las presentaciones se realizaron contra el propietario de un conocido corralón de Paraná, ubicado frente al terreno en litigio sobre Blas Parera, y contra una empresa distribuidora de bebidas cuyo frente está sobre Blas Parera y el edificio linda con calle Juan Díaz de Solís, que corre perpendicular a aquella. Audisio relató que concurrió a la Dirección de Catastro de la Municipalidad a mediados de 2007 en virtud de que en marzo de ese año habían comenzado las construcciones al lado del terreno que ocupa la cartonera, para pedir información sobre quiénes eran los dueños de los terrenos, porque a Irrazábal le decían que los que construían eran los propietarios. La letrada explicó: “Teníamos entendido que los propietarios de esos terrenos fallecieron”, y agregó que en Catastro verificó que “había planos de inscripción a nombre de poseedores, no de propietarios”. Audisio explicó que “poseer no es un delito, lo que tratamos de explicitar es una condena moral por lo que le están haciendo a mi representada; además de pedir que la Justicia le restituya la posesión del terreno que ella efectivamente ejerce, puesto que los emprendimientos que se instalaron son posteriores a que ella hiciera su casa y sus dueños no viven ahí”. Por su parte, los abogados del dueño del corralón, en la respuesta al interdicto de Irrazábal, negaron todas las situaciones que aquella sostuvo en su demanda. Indefensa ante el progreso Desde hace un año, Irrazábal ve cómo su casa, otrora rodeada de baldíos, fue quedándose sin salida, cercada por muros y en un desnivel de aproximadamente un metro respecto del que actualmente tienen los terrenos vecinos. “Tengo miedo que el lunes (por mañana) no tenga por dónde salir”, dijo la cartonera a UNO y agregó: “Yo me voy a quedar y a ella (por su hija) la voy a dejar afuera para que vaya a la escuela” exhibiendo su determinación de no abandonar el lugar. Determinación que, según explicó, le costó presiones para que deje el lugar. En ese sentido contó que personal de comisaría 12ª la detuvo en dos oportunidades diciéndole que tenía que dejar el lugar “porque era una intrusa, que los dueños eran gente que pagaba los impuestos y yo era una cartonera mugrienta”; y que “debía dejar el lugar porque era zona verde”. Además contó que el miércoles, cuando fue detenida por última vez, ya en la dependencia los efectivos hablaban en forma solapada con que desde el Consejo Provincial del Menor le iban a retirar la custodia de la niña y refirió una sospechosa quema de botellas y elementos de plástico que conforman un minibasural a escasos cuatro metros de la precaria morada, que en el contexto que está viviendo consideró que era para amedrentarla. Un botón de muestra que exhibe la situación por la que está pasando Irrazábal lo pudieron vivir el periodista y la reportera gráfica de UNO cuando estuvieron en el lugar. Allí, un hombre que cavaba pozos –seguramente para la construcción de un galpón, edificación que prevalece en la zona– conminó a los trabajadores de prensa a que debían pedir permiso para pasar. Más allá de que la situación exhibió sin atenuantes el problema que plantea Irrazábal, algunas preguntas quedaron flotando en el aire: ¿Permiso a quién? y ¿para pasar por cuál lugar, si está todo el terreno rodeado de construcciones? Una sensible situación social Irrazábal tenía tres hijas. La mayor murió a los 16 años y la que le sigue está internada en el hogar San Camilo de Lelis en Paraná puesto que padece de parálisis cerebral con cuadriplegia que le imposibilita moverse con independencia, debiéndolo hacer en una silla de ruedas. En cuanto a la niña que vive con ella, es notable que está bien cuidada y asiste a la escuela Agrotécnica de Villa Urquiza. Por la enfermedad de su hija, Irrazábal pidió por nota fechada en mayo de 2005 que la Municipalidad rellenara el terreno sobre Blas Parera para facilitarle el desplazamiento a la chica, además de solicitar materiales para continuar construyendo su casa. No obtuvo respuesta, como así tampoco la obtuvo cuando solicitó en julio de 2007 que la comuna informe e intervenga acerca de las obras realizadas en Blas Parera y en Juan Díaz de Solís y Blas Parera, que generaron que su rancho quedara en un pozo. Finalmente, se dejó constancia en la nota remitida al intendente de que tales obras habrían obstruido el cauce del arroyo El Colorado perjudicando peligrosamente la situación de la cartonera.
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