N
i la lluvia ni el viento detuvieron la nueva edición de la marcha "Abrazo al Río Uruguay. Todos por la vida", que sirvió para "recordar" a la Casa Rosada que la lucha contra la pastera constituye una "causa nacional" y advertir que a pesar de que Botnia continúe en funcionamiento "sigue en plena vigencia" el reclamo por la falta de licencia social para su instalación. "Responsabilizamos al gobierno nacional K, por la insuficiencia de sus acciones, porque mientras que los finlandeses genocidas se desplazan cómodamente buscando negocios para la compra de madera en nuestra cuenca, con el único fin de enriquecerse a costa de contaminarnos, no se toman medidas concretas", leyó el asambleísta Juan Schroll en el cierre de la marcha. A través de una proclama, los asambleístas advirtieron además sobre los "innumerables conflictos ambientales a lo largo y ancho del país que no tienen ningún tipo de respuesta" por parte del Gobierno y exigieron a la presidenta Cristina Kirchner "que aplique de manera urgente el Código Aduanero para que Botnia no se abastezca de materia prima de la Argentina". Precisamente, ese fue uno de los puntos de la batería de reclamos que llevaron asambleístas a su última reunión con la presidenta Kirchner en febrero pasado en la Casa Rosada, oportunidad en que la jefa de Estado rechazó todos los planteos destinados a complicar el funcionamiento de la planta en Fray Bentos para no abrir nuevos frentes de conflicto con el país vecino a la espera del fallo de la Corte Internacional de Justicia de La Haya. "Responsabilizamos en primer lugar a Botnia, a Finlandia, al presidente Tabaré Vázquez, de lo que ocurra de aquí en adelante; los responsabilizamos de la devastación de nuestra tierra imponiéndonos un sistema político y económico que pone de rodillas a nuestras naciones frente a los intereses de multinacionales como Botnia", indicaron los asambleístas en su documento conjunto. Y dejaron en claro que "la única solución" que aceptarán, "la única que garantizará la paz social, es el retiro de Botnia y la de todos los emprendimientos pasteros de la cuenca del río", mientras mantienen la protesta con el corte de los pasos fronterizos permanentes en Gualeguaychú e intermitentes en Colón y Concordia. Los organizadores y la Gendarmería coincidieron en que la concurrencia rondó las 80 mil personas, sin contar a quienes no pudieron llegar al puente porque el acceso a la provincia por Zárate Brazo Largo estuvo cortado al tránsito por la niebla matutina. La movilización comenzó con el ritmo propio de una ciudad que está acostumbrada a desperezarse antes de que alumbre el sol: a las 7.00 el movimiento por la ciudad anticipó la urgencia por acercarse al puente. A las 8.00, la barrera de Arroyo Verde, sobre la ruta internacional 136, levantó su brazo metálico para dejar libre el tránsito hacia una única dirección, ciudad-puente, mientras que desde las 10.00, los colectivos y ómnibus comenzaron a salir repletos de manifestantes desde el Corsódromo, ese otro escenario donde de manera multitudinaria la ciudad habita para celebrar sus noches de carnaval. Los autos particulares parecieron entonces hormigas por la ruta internacional y todos llevaron diversos carteles, aunque sobresalieron los que expresaban ese inequívoco "Yo voy" pegados en los parabrisas y en las lunetas traseras, con banderas argentinas y uruguayas sujetadas en las antenas. Con el mate en mano y la familia a cuesta, los vecinos llegaron a la zona del óvalo del puente, estacionaron sus vehículos y se plegaron a la peregrinación ambiental en rechazo al funcionamiento de Botnia. Todos se encontraron allí: el profesional y el desocupado; el comerciante y el operario; la docente y el padre de familia con sus hijos; los abuelos y los niños; las entidades intermedias y las delegaciones que se acercaron desde otras localidades y provincias y que dieron lugar a reencuentros y saludos. Cuando minutos antes del mediodía ingresó la delegación uruguaya, que encabezó la ex edil del Frente Amplio, Delia Villalba, argentinos y uruguayos se aferraron en un abrazo interminable, buscándose en medio de la multitud, a la orilla de un río común. Minutos después de las 13.00 se realizó una invocación religiosa ecuménica y luego se entonaron los himnos nacionales de Argentina y Uruguay, para luego dar paso a la lectura de la proclama y al abrazo al río con un intenso "No" que se amplificó por toda la cuenca del río.